La terraza de la estación : Primero hay que admitir que no saber esquiar junto a
unas pistas preparadas para ello es un fracaso. Así lo que venga después ya no
sonará a coartada. Obligados a estar en el grupo de los que esperan en la
terraza, con un vino, no tardamos en descubrir que tenemos una función: mirar a
todos los que están en las pistas. Si no se sintieran observados, tal vez no
tratarían de aprender más deprisa o no buscarían la elegancia en ese movimiento
que se deja en la nieve como el último trazo innecesario de un cuadro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario