lunes, 30 de marzo de 2015

Un ímpetu que moldear



Un ímpetu que moldear : Apuramos la última mañana en Formigal comiendo en un pequeño local que conocimos el año pasado y en el que hoy sí hay mesas libres. En las paredes está expuesta una amplia selección de vinos: todos son sugerentes o por su nombre o por su etiqueta. Pedimos un Pirineos roble 2013 que nos gusta mucho.

“Hay un ímpetu profundo en la naturaleza. Como un animal indómito y noble que, a veces, nos es permitido atraer y moldear. Pirineos da forma y expresión a la bravura audaz del Somontano”

Es posible que pudiera cambiar de opinión sobre el vino en otro momento y situación. Ahora, con poca gente en el restaurante, nuestra mesa ya servida y los mellizos bromeando, el vino ha tenido suerte y lo incluimos en nuestra pequeña fiesta. Celebramos que no hemos sido prácticos y no estamos ya en la carretera para evitar atascos.

Al terminar de comer, los mellizos se meten en un pequeño parque y empiezan a subirse por las atracciones. Cada uno tiene su estrategia para retrasar la salida, así que los miramos sin decirles nada. Al fondo, las montañas. Tantos parques ya. Y ahora éste, quizás el último en el que los vea agarrarse a las cuerdas y tirarse por los toboganes juntos.

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