viernes, 6 de marzo de 2015

Una lectura templada



Una lectura templada : En una mesa elevada junto a la ventana, una mujer lee un libro. Bastaría con pedirse un café y mirar a la gente que pasa por esta concurrida esquina. Es la hora en la que los niños salen del colegio, el momento en los que dejan la oficina se detienen unos segundos de más después consultar el móvil o de encenderse un cigarrillo para experimentar el primer instante del viernes.

Yo también tengo mi libro: el Kindle lo dejo para los días laborales. Es el tercer tomo de los Diarios de Iñaki Uriarte que acabo de comprar en La Central. Lo que voy leyendo me gusta, pero no logro que las páginas me quiten la extraña sensación que me ha dejado el habérmelo encontrado apilado en la entrada como un best seller. Este libro, aunque el almacén esté repleto, hay que esconderlo. Dejar solo uno de ellos en la parte correspondiente de la estantería para alegrarse al descubrirlo. O, mejor aún, verse obligado a preguntar por él.

Dos adultos leyendo en la cafetería le devuelven al viernes lo que éste les ofrece cuando levantan la vista para mantener bien templada la lectura. 

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