lunes, 6 de agosto de 2012

Schopenhauer en Benidorm




Schopenhauer en Benidorm : Schopenhauer era la caña. Vaya prenda. Le escribe su madre :

“Lo diré bien claro: mientras tú seas como eres, yo preferiría hacer cualquier sacrificio a consentir en tenerte cerca…Lo que me repele no es algo innato en ti, sino tus ideas, tu manera de pensar, tus hábitos; dicho de otro modo, no estamos de acuerdo en cada que concierna al mundo exterior.

Mira, querido Arthur, cada vez que venías a verme se producían escenas violentas por cualquier tontería, y sólo volvía a respirar cuando te marchabas, porque tu presencia, tus quejas sobre cosas inevitables, tus malas caras, tu pésimo humor, las extravagantes opiniones que profieres (…) todo eso me deprime y preocupa, sin que a ti te ayude”

Era un tipo que dedicaba el día a pensar, nadar, tocar la flauta, comer siempre, solo, en el mismo sitio, pasear mientras hablaba con su perro, leer y volver a pensar. Tengo que reconocer que leer sobre él en la playa es un buen contraste en alguien que consideraba a los demás meros bípedos

“A los treinta años estaba completamente harto de tener que considerar mis iguales a individuos que no lo eran en absoluto. Mientras un gato es joven, juega con bolas de papel porque las cree vivas y las considera similares a él. Así me ha ocurrido a mí con los bípedos humanos”

Un buen bicho asocial, independiente y egoísta del que uno se alejaría si no fuera porque tiene algo interesante que decir. En medio de tanto ruido hay alguien que propone una forma de vida, que acertada o no, pretende ser una liberación a través del control del deseo (sí, sobre todo sexual).

Me siento bien leyendo sobre él, sacando tiempo entre playa y piscina, para estudiar sus ideas. Me podría haber dedicado a esto pero en mi infancia leí demasiados tebeos de Mortadelo y Filemón y tengo una vena gamberra que me impide alcanzar esos aros que cuelgan desde las grandes teorías para lucirme. Sé que no llegaré.

Por ejemplo : En el baño pienso que debería darles unas lecciones básicas a los mellizos sobre Schopenhauer para contrarrestar todas las estupideces que reciben diariamente en Clan (peligroso) o Disney Channel (tóxico). Un Schopenhauer para niños. Busco la mejor manera de presentar sus ideas, pero entonces se cruza el espíritu Ibáñez y me doy cuenta de que en el váter hay una cara, claro. Y llamo a Daniel para que la vea. Y la ve, claro, y coge un rollo y saca un poco de papel para ponerle unas cejas.

-¿Sabes qué come este señor?
-******* (Risas)
-¿Sabes qué bebe este señor?
-******* (Risas)

Se me ocurre entonces un título para un libro sobre Schopenhauer en el que unir mis dos tendencias antagónicas. No sé en qué género lo incluiría, eso sí.

1 comentario:

  1. Esto sí que es un haiku visual. Equiparable al de la rana, pero en fotografía. Eso sí, más existencialista que zen.

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