sábado, 13 de julio de 2013

La inercia del rostro




La inercia del rostro : La comida no está mal, pero lo que me atrae de este restaurante es la decoración. Grandes espejos. Fotografías en blanco y negro. Vigas marrones. Paredes blancas. Y una iluminación que a veces destaca una parte de la mesa : en la que mi madre coloca las manos mientras me habla de unos análisis. Solo tengo que coger el móvil para hacer una foto que ya tengo en la cabeza.

No solemos hacer fotografías de las partes del cuerpo. Siempre la cara. Pero esas manos son importantes, a través de ellas se estableció mi primera conexión con el mundo. Día tras día tras día no dejaron de hablarme cuando todavía era incapaz de entender las palabras. Que ahora haya olvidado todos esos gestos cotidianos, no quiere decir que el cuerpo no los recuerde.

Traen los primeros. Sirven el vino. Subo al presente. 

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