jueves, 11 de julio de 2013

Las puertas se abren a su paso



Las puertas se abre a su paso : Ángeles dorados con alas pequeñas custodian la entrada a una discoteca. Sus puertas permanecerán cerradas hasta que todas esas veinteañeras de piernas largas que veo terminen de cenar en los restaurantes de la zona. Esto es lo que suele suceder, calculo, mientras los mellizos apuran sus últimos quince minutos antes de irse a la cama. Calculo y miro cómo de los taxis bajan familias para cenar con la elegancia de un anuncio de moda : así es como deberías hacerlo tú, parecen decir, y tengo la impresión de que mi sitio es el del que les abre la puerta. El dinero da algo más importante que la felicidad : la tranquilidad. Todas esas chicas, todas esas familias, pueden ir despacio porque son los demás los que corren detrás de su dinero, ajustando sus relojes para que siempre lleguen a tiempo. Me gustaría tener cientos de miles de euros : ya haría después lo que pudiera para no necesitarlos. Pero esta noche me basta con treinta y seis para pagar la cena. Un poco cara, pero divertida. La camarera nos trae la vuelta a cada uno de nosotros. Un gesto elegante. Para llegar al coche solo hace falta seguir a esas chicas de piernas largas, verlas entrar en la discoteca y continuar veinte metros más para encontrar el coche.

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