lunes, 2 de diciembre de 2013

Cómo lograr el cierre al vacío




Cómo lograr el cierre al vacío : Aprovecho que por la noche la marea baja para caminar por la casa a ver qué ha dejado el día en la arena. Un paseo de pijama, despreocupado como un vigilante que recorriera las salas de un museo sin cuadros.

A veces aparece algo, pero no pasa nada si te quedas con los bolsillos vacíos porque el ejercicio es bueno. Esta ronda cierra el día de la misma forma que para otros lo hace un poco de meditación, un cigarrillo en la terraza, un vaso de chocolate en la cocina a oscuras o unos minutos de zapeo sin sonido.

Hoy encuentro algo: un folleto con la obra de teatro que los mellizos han visto esta mañana y de la que han hablado en la cena. A Daniel le ha gustado mucho. A Lucía, nada. “Avner the Eccentric”. Maestro de clowns, dice el texto. Sencillas acrobacias y cuentos sin palabras, dice el texto. Se le ve sentado en una mesa con una camisa, tirantes rojos y un pañuelo que le tapa la cara.

Me hubiera gustado ser el chófer de ese autobús repleto de niños camino del teatro. No tiene pinta de  ser un trabajo muy agradable, pero debe compensar hacer trayectos como éste, con treinta niños encantados de que les rompan la rutina con una obra de teatro escrita, dirigida e interpretada por Avner Eisenberg.

Al leer lo de Eisenberg salto del autobús a una caravana en Albuquerque. Y de la caravana a esa escena en la que Walter White le pide a un traficante que diga su nombre.

-Say my name
-Heisenberg
-You´re damn right.

Busco un vídeo en youtube. Éste. Lo veo un par de veces. Después vuelvo a Avner, al autobús de los treinta niños, y a la cena en la que Daniel dice que le ha gustado mucho mientras Laura niega con la cabeza.

Me parece suficiente para hacerle el nudo al día. Para dejar fija la carta de ajuste. Me salto lo del vaso de chocolate en la cocina a oscuras y me marcho a la cama.  

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