sábado, 28 de diciembre de 2013

La absolución de la cámara




La absolución de la cámara : Doy una vuelta por el jardín buscando una fotografía y la encuentro en un sitio por el que he pasado antes muchas veces sin pararme. Es la parte de la construcción de la chimenea que sobresale de la pared. El contraste de las sombras la vuelve más precisa. Vaya. El atardecer se está tomando su tiempo aquí

Dentro de la casa ya arden los troncos, y se va pensando en la cena, y la televisión está encendida, y alguien coge un dulce de una bandeja, y alguien pide que se cierre la puerta para evitar que el frío, y se hace una llamada, y alguien baja por la escalera delatándose por sus zapatos, y se dice algo de la primera ronda de la Liga, y alguien ofrece una cerveza, y alguien abre la nevera y se queda un momento apoyado, y alguien dibuja en una hoja con un lápiz, y alguien abre los cajones buscando un cuchillo, y alguien recoge del suelo un juguete y lo deja en su sitio, y alguien pronuncia un nombre en voz alta varias veces, y alguien se agarra las rodillas, y alguien pregunta sobre un programa, y alguien cierra un momento los ojos, y alguien atiza el fuego para que no se duerma.

La proporción de las sombras me parece perfecta. También el año se va ocultando y todos podemos ver nuestras sombras en la pared y descubrir que son necesarias para reconocer con más precisión lo que somos. Lo estético por encima de lo moral. Eso es lo que pienso si me creo lo que veo después de hacer la fotografía.

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