miércoles, 7 de mayo de 2014

El huevo frito del último piso




El huevo frito del último piso : Algunos sábados por la mañana íbamos a hacer la compra al Corte Inglés. Mientras mis padres llenaban el carro, mi hermano y yo añadíamos los caprichos que nos íbamos encontrando después de insistir un poco. El carro terminaba repleto, como si de vuelta a casa fuéramos a elegir el camino largo, el que incluía pasar por Pekín, y hubiera que estar preparados.  

Después comíamos en la cafetería con esa tranquilidad que da saber que tienes la compra ya en el coche y el resto de la tarde para no hacer nada, que es la mejor manera de aprovecharla. El menú era siempre el mismo : un sándwich vegetal de varios pisos con un huevo frito en el último del que asomaba la yema por un agujero precioso en la tostada que lo cubría, y un batido largo y eterno, como la propia tarde de sábado. El mejor momento del sábado, y tal vez de la infancia, llegaba cuando cogía el trozo circular que habían retirado de la tostada que coronaba el sándwich y empezaba a dar pequeños toques sobre la yema, probando su consistencia, apretando con cuidado para evitar que se rompiera. Tal vez la infancia se acabe exactamente en el momento en el que la yema se rompe y haya que empezar a comer antes de que el plato se enfríe. O no. El caso es que había un rito que cumplir con el sándwich que acababa cuando recogía las migas con las yemas de los dedos y al absorber por la paja del batido solo salía un ruido de desagüe que obligaba a mi padre a pedir rápidamente la cuenta.   

A pesar de ser casi una costumbre, y de que ese sándwich debería incluirse entre los objetos de mi tumba si fuera un faraón, esto es algo que nunca hemos hecho con los mellizos. Para mí pertenece a una época en la que el dinero tenía cierta rotundidad. Esos días en los que el dinero parecía estar delante de las cosas y no detrás, como ahora, persiguiéndolas sin llegar a atraparlas. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero queda la sospecha, viendo que ahora no podemos salir del Mercadona, de que sí fue más barato.

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