lunes, 5 de mayo de 2014

Para reclamar las huellas que se dejaron




Para reclamar las huellas que se dejaron : No me he separado de estas botas desde que decidí sacarlas del armario y ponérmelas. Estaban mezcladas con todos los demás zapatos y, sin una razón especial, una mañana me dije: hoy, éstas. Y desde entonces el día ha empezado cuando me ataba los cordones como si fuera me esperara alguna misión especial. Pero no : el Excel. Sin embargo, un buen nudo mantiene una tensión en los pies que se transmite a los dedos y de los dedos a las teclas y de las teclas a los números, que cuadran sus decimales como obedientes escuadrones listos para desfilar por cualquier informe al que se les mande.

Ahora puedo ceder a la tentación de trabajar en casa con ese uniforme que no es ya el pijama pero no es todavía la ropa con la que saldría a la calle. Una combinación a la que le da igual estar planchada o conjuntada. Lo normal sería añadir las zapatillas para patinar sobre este mundo de lo doméstico, pero hacerlo sería dar un paso atrás y la mejor forma de reclamar la tierra que fue tuya, en lo que llega el momento de reconquistarla, es caminar por la casa con camiseta, pantalón de pijama y las botas. Con los cordones bien atados. 

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