El tipo de las buenas historias : Dice hoy Luis María Anson que dice Mario Vargas Llosa que “Grecia
no puede dejar de formar parte integral de Europa sin que esta se vuelva una
caricatura grotesca de sí misma, condenada al más estrepitoso fracaso”.
Ya, pero es que Grecia te miraba
las cartas cuanto te levantabas al baño. Un poco tramposa Grecia.
Dice Juan Abreu que dice Michael
Lewis que “Da casi igual dónde acaba el despilfarro y empieza el robo; lo uno
enmascara y por tanto permite lo otro. Se da simplemente por supuesto, por
ejemplo, que cualquiera que trabaje para el gobierno tiene que ser sobornado.
Las personas que acuden a los hospitales públicos presuponen que tendrán que
sobornar a los médicos para que realmente los atiendan. Ministros de gobierno
que se han pasado la vida dedicados al servicio público salen de sus despachos
y pueden permitirse mansiones multimillonarias y dos o tres casas de campo”
Ya, pero es que Sócrates y Platón y
los mitos, y esas alas que se derriten al acercarse al sol.
Es muy difícil tomar partido y
decir, como buen cirujano, “vamos a separa a los siameses por aquí”. Habría que
ver a Grecia como a ese tipo simpático, familiar del anciano presidente, que no trabaja mucho pero que te cuenta
buenas historias para que le invites a un café. Buenas historias, sí, pero
algún día se acerca a tu mesa y, al verle, lo único que piensas es “ya esta
bien, tío, siéntate y trabaja un poco, que el cuento clásico no da tanto de sí".
En eso pienso hoy, claro. Una vez
que le he dado un par de vueltas al tema, me marcho al baño. Me digo que ya
tengo mi propia opinión sobre el tema. Esta bien esto. Y la imagen del tipo
simpático no está mal. Simpático, pero. Y en ese pero es donde me quedo.
Entonces, al asomarme a la ventana del baño digo : “Dórico, jónico y corintio”.
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