miércoles, 27 de junio de 2012

Los pies del vencedor




Los pies del vencedor : Las manos son nuestras mejores herramientas. Abren la lata de mejillones, te rascan la nuca, tienen uñas que morderse, te ayudan a quererte y, ya ves, sirven para teclear cualquier cosa que se te pase por la cabeza con una fidelidad que, a mí, me enternece.

Marmóreo. Lo pienso y lo escriben.

Frente a las manos, tan alabadas en el tema evolutivo, el pie parece ese pariente lejano que hace su función sin recibir atención, como el camarero que barre la sala antes de apagar la luz.

Y lo entiendo: los pies, no sirven para teclear (no mostraré las pruebas) y parecen estar ahí para ser el relleno de los zapatos, como parte del cuerpo que más nos une a los maniquíes. Los pies tienen su sitio después de un “sin embargo” como el pararrayos que puede recibir malas críticas para que el resto del cuerpo conserve los halagos. ¿Quién se molesta si le dicen que, sin embargo, tiene los pies feos? Es una forma indirecta de decir que el resto está bien y que sólo se ha encontrado algo que criticar en el último punto de la ITV.

Ahora en la piscina se ven muchos pies. Me fijo en los de mis hijos, suaves y blandos. Comparados con los míos parecen todavía cachorros.

Por la noche, durante el partido contra Portugal, pienso en pies. En la tanda de penaltis, las manos aparecen poco. Son los pies los que acaban decidiendo todo, reivindicándose. A ninguna guapa reportera se le ocurre pedirle a uno de los jugadores que han marcado un penalti que le muestre sus pies a las cámaras : después de un combate de boxeo, me gustaría que me enseñaran las manos sin guantes del vencedor.

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