sábado, 30 de marzo de 2013

Media hora antes del Big Bang



Media hora antes del Big Bang : En “Prometheus”, una película que no parece una película, y menos de Ridley Scott, un marciano, alto como una escoba y media, se tira al mar en un planeta para que sus genes se disuelvan y surja la vida en esa tierra lejana (que no en la película, que nace muerta y así se queda hasta el final). Como explicación del origen de la vida no está mal, pero la historia habría sido diferente si el señor Scott hubiera visto, como yo hoy, en picado, una vasija de barro con sus alubias, su chorizo y su morcilla, bien cuajado todo. De haberla visto, de haberla olido, de haberse enfrentado a un plato caliente con una cuchara en una mano y un trozo de pan en la otra, habría descubierto que la vida nació aquí, en este plato, y que toda esa cháchara del marciano y su traspiés no deja de ser una rendición por no haber tenido el valor de sacar un plato de alubias en una película de ciencia ficción. Alubias en el espacio : con dos cojones. Y así habríamos tenido al marciano volcando la vasija de alubias en el río para darle un empujón a la naturaleza en una gran escena científicamente irreprochable. I-rre-pro-cha-ble. En esto pensaba cuando iba por la mitad del segundo plato, media hora antes del Big Bang.

No hay comentarios:

Publicar un comentario