sábado, 2 de marzo de 2013

Una avalancha de piedras




Una avalancha de piedras : Al salir del Bernabéu (empieza a ser monótono lo de ganar al Barça) me marcho a comprar una mano de madera. No se trata de ningún exvoto con el que pretenda acelerar la recuperación de Iker porque me fío de las dos manos de Diego López. Es una cuestión artística : ayer compramos una para que sirviera de modelo a Daniel y nada más llegar a casa la rompió. Un armario. Se rompió. No sabe qué pasa. La rompió. Un golpe. Un pulgar por un lado. Una mano por otro.

Le echo a Daniel una buena bronca que lo acaba sepultando como un desprendimiento de rocas. Mi intención era hacerle ver que había que cuidar las cosas, pero lo que pretendía ser algo claro y directo se sale un poco de madre : una palabra pequeña empuja a otra más grande que hace lo mismo con unas cuantas más. Yo mismo me sorprendo del tamaño que va tomando la cosa pero no puedo parar porque, en el fondo, no es una bronca, sino el lamento de que hasta las cosas que se suponen que duran, como la madera (Pinocho aguantó toda una aventura sin astillarse), son también frágiles. Al final, el torrente de palabras nos sepulta a los dos y en el silencio que sigue, tras encontrar un hueco por el que volver a la normalidad, le digo que no pasa nada, que iré a por otra.

Por eso voy en el metro a la tienda, como si la verdadera excusa para salir de casa hoy a las tres de la tarde fuera esa mano y no el partido, que ya sabemos que ganar al Barça no tiene ningún misterio. En la tienda encuentro más manos iguales. Cojo una para probar que todos los dedos se mueven y, sin saber cómo, me encuentro con el pulgar separado. Estoy por jurarle a quien quiera escucharme que se ha tirado solo, como Alves en esos partidos en los que el Barça salía con la intención de ganar y jugaba al fútbol (del bueno), y hacía teatro (del bueno). Debe ser algún tipo de enfermedad de la madera. Intento arreglarlo sin éxito, así que coloco la mano en el fondo con el dedo apoyado con los otros. Este sería un buen momento para aprender a masticar piedras.

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