domingo, 11 de marzo de 2012

La inspiración




La inspiración : Quizás llega en este momento y cuando se acerca a la mesa, convocada por el café, el cuaderno, el bolígrafo y la agenda, no encuentra al escritor trabajando. Mil veces les he advertido, murmura, que tienen que estar escribiendo cuando llegue, mil veces.

El escritor, podría explicarle yo, acaba de salir a hacer una llamada por el móvil. Estaba ahí hace un momento. Me he fijado en él porque, de haber un sitio idóneo para empezar a escribir es, sin duda, una mesa junto a una ventana, en una librería en la que puedes pedirte una copa de vino : un “De bardos” o un “Otazu”, por ejemplo. Le he mirado con envidia, claro, antes de que consultara algo en su móvil y se marchara a la calle.

Es probable que la inspiración haya perdido ya el interés en el escritor cuando llega y que éste lo intuya porque recoge sus cosas y se marcha. Ella puede que se pasee junto a los libros, disfrutando del resultado de su trabajo, recordando ese momento en el que, en muchos de ellos, lo fundamental coincidió.

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