lunes, 26 de marzo de 2012

Una imagen vale más que mil fotografías




Una imagen vale más que mil fotografías : Hoy, por fin, desenterramos los huesos del dinosaurio que estaban encerrados en el bloque compacto de arena. Ha sido una tarea larga que comenzó el día en el que los Reyes Magos trajeron el regalo.

Rey 1 : ¿Y por qué no venden el dichoso dinosaurio ya montado y nos quitábamos un peso de encima?
Rey 2 : Porque las cosas débiles se las dejan al gordo de Coca-Cola.
Rey 1 : El día que alguien nos financie y tengamos fondos, te juro que regalos como éste los mando por DHL.

Esta tarde, agotado, Daniel me pasa los utensilios de arqueólogo que venían en la caja. Me dice que queda poco, no sé si se refiere a su paciencia o al dinosaurio, del que ya se ven unos huesos que parecen de pollo y de pescado, y se marcha a descansar. No me quejo porque esto viene detallado en el contrato no escrito de paternidad, como lo de recoger los calcetines del suelo, ordenar los dibujos de la mesa del salón, poner de pie las vacas de plástico, darle la vuelta al pantalón del colegio que está en nuestra cama, juntar los lápices con los lápices y los rotuladores con los rotuladores, probar el agua de la bañera varias veces, comerse los dos últimos trozos de pescado para no tirarlo, grabar el trozo de película que queda por ver cuando se acuestan, dejar la puerta de su cuarto ni muy abierta ni muy cerrada o echar en la mano izquierda las migas que se recogen con la derecha de la mesa del salón.

Dejo todos los huesos en la mesa de la terraza y llamo a Daniel, que me felicita y empieza a montar el dinosaurio, porque la mezcla de huesos de gallina y de pescado da un dinosaurio que tiene pinta de tener frío. Por el tamaño, también podrían ser los huesos de una rata, pero mantengo la versión oficial, la del dinosaurio, porque motiva más : la gente del CSI no trabaja igual en la escena del crimen si se trata del cadáver de una modelo de lencería rodeada de fotografías suyas o del de un taxidermista hegeliano con las paredes repletas de cabezas de hurones. Sea lo que sea, me da la sensación de que hemos tardado mucho tiempo en sacarle de ahí, como a ese personaje de “Shameless” que vaga perdido dentro de un contenedor del que nadie tiene referencias. Quizás es que hasta un dinosaurio de plástico tenga fecha de caducidad y éste esté doblemente muerto.

Tumbamos un poco al dinosaurio para que descanse. El suelo de la terraza está cubierto de gruesos granos de arena. Se me ocurre la segunda parte del juego : juntarlos todos con pegamento y construir una bola densa. Podríamos bajar al dinosaurio a la calle y lanzársela como si fuera el meteorito que acabó con la primera temporada de la vida en la Tierra, antes de que Frank, Fiona y el resto de los Gallagher aparecieran en ella, ya en la segunda. La idea es tan buena que no se la cuento a Daniel porque diría que sí sin dudarlo.

Daniel avanza unos cuantos años en la historia y trae un vikingo para que se haga una foto cazando dinosaurios. La imagen es tan convincente que por un momento tengo miedo de que caiga en manos inexpertas y dé lugar a extrañas teorías. Pero el arte es el arte y decido hacerla pública. 

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