sábado, 10 de marzo de 2012

Mano de anémona




Mano de anémona : Volvemos al “Toca,toca” los enanos y yo. Ya he perdido la cuenta de las veces que he comprado entradas para esta actividad en la que los animales son los mismos. Se ha convertido en un punto innegociable, así que lo acepto sin discutir. Quedan diez minutos para las seis y media.

Dentro nos esperan las estrellas de mar, los gusanos, los erizos, las ranas de piel venenosa, las escalopendras, las víboras, las tarántulas, la serpiente albina, el pez gato, las pitañas o las iguanas, entre otros. Me lo sé de memoria. Yo podría hablar de todos ellos.

Las que cambian son las personas que hacen de guías por el recorrido. Todavía no lo sé, pero hoy nos va a tocar una pelirroja (peligroja, la llama Lucía) con la que aprenderé cosas nuevas : que las estrellas de mar tienen ojos en las puntas de sus patas (si llegan a las diez patas se convierten en soles de mar), que los pepinos de mar son las esparteñas que se comen en Cataluña, que la escalopendra tiene veneno en sus patas y que sólo por andar sobre tu piel puede atacarte, que la tortuga de tierra que nos enseñan te la puedes encontrar como pastel en Venezuela, que la relación entre el veneno de un escorpión depende del tamaño de sus pinzas, que la imagen de las pirañas atacando animales vivos es falsa porque suelen alimentarse de carroña, que el veneno de las ranas más peligrosas proviene de las hormigas que éstas se comen, por lo que en cautividad son inofensivas, que las iguanas pueden utilizar su cola como látigo, que para saber cuál de las corales es la peligrosa hay que asociar rojo y blanco, como en la camiseta de Atlético de Madrid y, sobre todo, que las anémonas matan así :

Y levantará los dedos de sus manos y los moverá suavemente, convirtiéndolos en los tentáculos de una anémona que se agitará alrededor de ese pez que queda atrapado entre sus dedos, rozándose con ellos, notando cómo el veneno me impide seguir nadando a pesar de que hago lo posible por escaparme de ellos mientras me rodean sin prisa, al ritmo de la corriente del agua, hasta que ya me rindo.

Son las seis y media y creo que va a ser la misma actividad de siempre, si saber que a mi vida como pez le queda muy poco tiempo

  

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