viernes, 26 de octubre de 2012

La camarera cubana





La camarera cubana : Este restaurante fue antes un Sushi Itto al que nos gustaba venir. Había un plato de arroz con cerdo que casi siempre pedía (no parecía muy japonés) y la carta de vinos, aunque muy corta, salvaba la situación. Al principio se comía bien, pero poco a poco fueron reduciendo las cantidades y subiendo los precios. En el que hay ahora sirven raciones, en las paredes hay colgados varios jamones y las botellas se alinean sobre unas baldas inclinadas. Hay otras dos mesas ocupadas por mujeres, una de ellas por un grupo de japonesas.

Me acuerdo de una camarera alta, cubana (siempre la imaginé cubana aunque nunca nos lo confirmó), que nos atendía cuando íbamos. No encajaba con el ambiente, pero seguía ahí año tras año, como si ese fuera realmente su sitio y el resto estuviera fuera de lugar. A fuerza de vernos, nos saludábamos como vecinos. Venía a preguntar por los niños, que traíamos en su cochecito doble, y parecía realmente contenta cuando le decíamos que todo iba bien. Creo que elegíamos el sitio, entre otras razones, por ella.

Una de las japonesas se levanta, se acerca a los jamones y hace un par de fotos. Estudia cada una en la pantalla de su cámara con atención. Después vuelve a su sitio y todos nos sumergimos en un silencio ordenado, ministerial, como si estuviéramos en la sala de un palacio esperando al dueño.

Dentro de unos meses diremos que aquí había un restaurante en el que servían raciones y que estuvimos en él una noche en la que parecía que no pasaba nada aunque, como siempre, había muchas cosas en las que fijarse. Daniel se hace un bocadillo de lacón con el pan con tomate que traen para acompañarlo. Lucía enrolla una loncha de jamón serrano alrededor de un colín. Daniel aprieta su bocadillo con las dos manos. Lucía coge su colín envuelto con dos dedos. Daniel le da un mordisco grande. Lucía lo prueba.

El plato de arroz con cerdo, ahora que lo pienso, parecía más cubano que japonés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario