domingo, 21 de octubre de 2012

Una lenta persecución




Una lenta persecución : No es cierto que todo el pasado esté quieto. Alguna parte se mueve y te sigue. No con los grandes pasos del saltador, no. Más bien con ese andar de puntillas de un cangrejo sobre la arena, como si la estuviera cosiendo. Tú vives tu vida a tu velocidad, creyendo que tomas distancia, pero te paras una hora (voy a ver el último capítulo de "Breaking Bad") o te tumbas a dormir (voy a dormir, que ya toca), y el cangrejo continúa con sus puntadas, acercándose.

Por ejemplo : “El gato”, de Simenon. Un libro sobre Maigret que busqué y que dí por perdido. Este gato empezó a caminar en 1966 y yo pensé que se habría quedado en el camino, derrotado por el ataque de un perro rabioso o de una gata en celo o de un perro en celo o de una gata rabiosa. Derrotado, en todo caso. Ya había perdido toda esperanza a pesar de haber leído muchas historias sobre mascotas que recorren miles de kilómetros para ser recibidos por sus dueños con otro cachorro, que había pasado mucho tiempo y que no te esperábamos y que podéis ser amigos. El tema me parecía imposible pero envidiaba esa lealtad, lamentando que la mascota que no tenía fuera incapaz de hacer cosas así.

Lo lamentaba porque no sabía que yo también tenía mi mascota, viajando, además, no por el espacio, sino por el tiempo, avanzando con cuerpo de gato, perseverancia de perro y patas de cangrejo por aprovechar la imagen del primer párrafo. Acercándose hacía mí mientras yo nacía, crecía, y hasta me reproducía, sin ser consciente de esa lenta persecución.

Y finalmente, un día, hoy, a las seis de la tarde, en la Fnac de La Castellana, el gato y yo nos vemos. Aunque no hay violines de fondo, las pruebas de sonido de la presentación que Marta Wainwright va a hacer de su disco "Come home to mama" a las nueve encajan bien. Desde fuera parece algo irrelevante, porque es un libro más entre todos los que están expuestos, pero me dan ganas de ponerme de rodillas y de besar el suelo . El gato ha crecido mucho. Ahora pesa diecisiete euros, que es mucho dinero si no ves más allá del precio, pero  si echas la vista atrás y calculas el IPC que ha ido acumulando ese gato año tras año no es gran cosa. Ahí van.

Además, es mi gato. Es mi Maigret. Es mi Simenon. Soy muy objetivo si digo que todo el que esté comprando un libro que no sea éste se está equivocando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario