viernes, 14 de junio de 2013

La espada que no mata el hambre



La espada que no mata el hambre La camarera termina de pasar el paño por la barra y se acerca para decirnos que todavía falta una hora para que abra la cocina. Una hora, con sus sesenta minutos avanzando lentamente como una fila de gusanos. Estoy a punto de decirle que me deje preparar cualquier cosa, como cuando llego del fútbol y soy capaz de freírme un guante de cocina para calmar el hambre que se me forma en el metro. Mucho tiempo tengo por delante con los mellizos hambrientos y cansados. Me vengo un poco abajo, pero animo a la tropa. ¿Qué son sesenta minutos? ¡Nada! Y tan pronto inspiro y expiro, me doy cuenta de que no sé qué hacer durante todo este tiempo. Ellos tratan de leerme la verdad en la cara, pero hago todo lo posible por que sólo vean el optimismo del místico que ha visto tanta luz que no es capaz de embotellarla en unas cuantas palabras. ¡Vamos a andar!. Y como no sabemos muy bien qué hacer, caminamos despacio. Entramos en unas tiendas. Leemos los anuncios de próximos conciertos. Nos pegamos a la acera cuando pasan coches. Consultamos la hora. Temo que en cualquier momento se rindan y opten por ir al McDonald´s. La cocina del McDonald´s siempre está abierta y no hay que esperar. Como Disney : emisión a todas horas. Pero esta noche me apetecía cenar en el restaurante que los mellizos habían elegido. Si me dijeran que no aguantan más tendría que aceptarlo porque yo tampoco he estado a la altura como guía. Nos fijamos en la gente que pasa. Nos perdemos y nos volvemos a orientar. Entonces nos quedamos mirando el escaparate de un restaurante mexicano. Un esqueleto, cortado longitudinalmente y con algunas vísceras en su sitio, se está tragando un gran sable. Parece una alegoría de la comida que no sirve para acabar con el hambre. Pensaba que los mellizos me harían un montón de preguntas, pero parecen estar más cerca del significado de lo que tenemos delante que yo. Les ofrezco ir al McDonald´s y los dos me dicen que no. ¡Bien!

No hay comentarios:

Publicar un comentario