domingo, 9 de junio de 2013

La zona ciega




La zona ciega : Para escaparme y cambiar de vida puedo comprarme una isla desierta (aunque por coherencia no debería poner el pie para mantenerla desierta). También puedo hacer algo más prosaico (Del lat. tardío prosaĭcus) y, cuando esté en el Mercadona, quitarle el carro a alguien que esté a punto de pagar y pasar la semana consumiendo esos artículos ajenos. No falla : siempre que me fijo en lo que los demás llevan, me parece que han elegido cosas muy raras que se alejan del patrón obvio que mi carro representa. Me bastaría con desayunar un té rojo de ese carro cambiado para sentirme alejado de mí mismo y de mi vida.

Esa querencia hacia los mismos artículos también se da en las librerías. Tengo la impresión de que, me aleje lo que me aleje de mis preferencias más obvias, acabo siempre más cerca de lo que pienso, como si en todos los casos hubiera alguna conexión obvia. Pongo distancia en lo accesorio pero me mantengo fiel en lo principal, como querer perderme en mi propia casa.

Por eso me llama la atención ese pequeño mural que en La Central tienen en la entrada con las recomendaciones que otros clientes han dejado. El panel está repleto de títulos. Si haces caso omiso a esas sugerencias, acabarás rodeándote de los mismos libros, aunque sean de otros autores y tengan títulos diferentes. Como en la fiesta en la que al final te descubres charlando con los más afines. Es una ley que no falla. Tan infalible como la que dice que en la fila de la cajera más guapa habrá un par de carritos más que en las demás.

Si lo del carrito no te parece buena idea, puedes elegir uno de esos papeles al azar, llevárselo a un dependiente y comprar aquel libro que te toque, dejando en el panel, a cambio, una recomendación tuya. Una vez hecho esto, puedes pedirle a alguien en otra mesa que te elija el menú, a un cliente en la tienda que coja tu ropa o lanzar los dados al aire y poner el canal que salga. Todo vale con tal de esconderte en una zona ciega de esos vigías que te has ido colocando en diferentes torres para vigilarte.

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