El común denominador blanco : De pie delante de mí, levantando una cartulina blanca
para dar la bienvenida a los jugadores del Madrid mientras salen al campo, hay
un aficionado con el once de Bale y el nombre de Bale y otro con el siete de
Ronaldo y el nombre de Javi. Javi, Javi. Ponerse el propio nombre sobre ese
número es igual que pegarle una etiqueta de un Corsa a un Audi, como poner
encima de la cara de George Clooney una fotografía del DNI, como rellenar con
vino de cartón una botella de Arzuaga. Pero delante, visible o no, todos
llevamos el mismo escudo y si venimos aquí, además de parar ver cómo el Madrid
le mete un 3-1 al Barça con estilo, es para aprender a pasar por alto estas
cosas.
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