Ruedas bajo las pezuñas : La vaca que
se asoma por la puerta de la tienda apoya sus pezuñas sobre unas pequeñas
ruedas con las que se debe mover con delicadeza. Los empleados, al verla
entrar, se habrán imaginado unos movimientos torpes, de huella en el barro, lo
que habrá provocado su aproximación diciéndole que no puede
acceder al local, que si no está pensado para vacas, que si el derecho de
admisión, que si la grasa de la leche. Y será entonces cuando ella habrá dicho
que un momento, que miren qué ruedas, y para demostrar sus habilidades habrá
ejecutado una serie de giros sobre sí misma (las patas delanteras levantadas),
provocando el aplauso de todos y el reconocimiento de los guardas de seguridad,
que le habrán hecho el pasillo como muestra de respeto.
¡Ah, las ruedecillas! Hoy me han
salido después de la botella de “Honor Vera” – Garnacha 2013 – de la comida. Estoy
por acercarme a la vaca para preguntarle cómo las ha conseguido, pero hay
que ser educado. Pase usted primero y que tenga buena tarde.
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