lunes, 6 de octubre de 2014

Los escondrijos del frío



Los escondrijos del frío : A veces, pocas, no hace falta abrir la puerta para entrar ya en casa. Basta con salir del ascensor al rellano y reconocer un olor que viene a buscarme para decirme que a partir de ese momento el día va a ser más acogedor. Que ya puedo abandonarme. Sin dejar las llaves en el cuenco de la entrada, me asomo a la cocina para ver el horno encendido y fijar la mirada en una quiche que crece lentamente con el agradecimiento del que se acerca a un pequeño fuego en invierno. De esos fuegos que te ayudan a medir el tamaño de un frío que traías del pasado y al que no le habías prestado atención.    

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