En esta estación dejó su lectura : Hace falta ya un estudio que demuestre que, como
consecuencia del uso de los móviles, las tabletas o los kindles diversos, el
cerebro ya solo se concentra en la lectura cuando el cuello está doblado hacia
adelante. En el Metro de Madrid ya lo sospechan y por eso el suelo está repleto
de mensajes para orientarnos. Salida. Valide aquí su billete. Línea 10. Pero
ese proceso puede dar más de sí: se podría imprimir un libro a lo largo de toda
la red, interrumpiendo su lectura en una estación para recuperarla en otra. Se
vería así al que se queda atrapado por un párrafo, al que, de rodillas, subraya
una frase importante, al que hace una foto a una parte, al que mueve los labios
según avanza por un diálogo, al que, en fin, no puede aguantar la tensión y
recorre el último capítulo andando deprisa primero y corriendo después para
llegar a ese punto final en el que le espera el ya penúltimo lector con ganas de
ver la expresión de su cara. Después levantar la cabeza y tratar de orientarse para saber cómo volver a casa.
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