miércoles, 22 de octubre de 2014

Un periódico, cualquiera



Un periódico, cualquiera : Entonces había un tranvía que cruzaba parte de la finca y al escuchar el sonido de la alarma que anunciaba que se iban a bajar las barreras todos podíamos intuir qué hora era. Una de las escenas que más me gustaba era cuando esperaba en la última parada con las luces encendidas rodeado por la noche. Al lado había un puesto que vendía periódicos y chucherías en el que se podían practicar unas cuantas frases elementales en francés. Su luz no era tan intensa como la del tranvía, pero las dos acababan ajustándose creando una suave transición. Aunque hubiera sido solo una vez, debería haberme comprado un periódico, cualquiera, y haberme subido al tranvía en el último momento para asegurarme de ser el único pasajero. Y desde ese asiento ver la ventana del salón a la que normalmente me asomaba.


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