sábado, 22 de septiembre de 2012

Quince mil millones de años después, esto




Quince mil millones de años después, esto : El vacío, la nada, el Bernabéu un martes por la mañana. Y se enciende el interruptor y el Universo sale en estampida desde dentro de sí mismo como un grupo de niños invadiendo el pasillo después de clase para no dejar de correr.

Quince mil millones de años después, ¿qué?

Esto : en la mesa de al lado, unos padres jóvenes hablan con una mujer que les acompaña. El tema es el jamón de york. Da mucho de sí si se sabe manejar, como con las pompas : puedes hacer una con un pqueño aro de plástico o unir dos varas alargadas con una cuerda, sumergirlas en un barreño, y crear una pompa sideral. Este jamón de york es sideral. La niña en el carrito llora y yo me pregunto por qué, de todas las mesas libres que hay en la cafetería, me he sentado en ésta. Ahora me resulta violento cerrar mi libro y marcharme a otra. Tengo estas cosas. Aprieto la mano izquierda contra el oído izquierdo (hacerlo contra el derecho habría llamado la atención) y me fijo tanto en el libro que si quisiera mi mirada haría surcos debajo de cada palabra. Así de intenso me vuelvo para aislarme del jamón de york, de la niña que llora, de mi propia facilidad para desconcentrarme. Con lo bien que iba, deslizándome suavemente por los párrafos. Ahora me muevo despacito entre las palabras, como hago cada vez que descubro que la señora de la limpieza acaba de fregar el pasillo que lleva al garaje y, más que andar, doy pequeños saltos de puntillas, pidiendo perdón con cada huella minúscula que dejo. Algunas palabras las tengo que leer dos veces, lo que hace que necesite el doble de tiempo para llegar al mismo sitio o, ya puestos, que sólo pueda avanzar la mitad en los treinta minutos que tenía libres. Hay muchos sitios para hablar del jamón de york (siguen) con una niña al lado que llora (sigue), pero el pequeño retablo familiar desentona en la cafetería del Cosmocaixa, donde, me imagino, se deberían tratar temas elevados, acordes con las exposiciones. No es así : no había ninguna dedicada al jamón de york. Voy a tener que desistir de mi empeño por leer porque volver por tercera vez a la misma palabra es un ejemplo de gatillazo lector. Hay que admitir que he perdido la erección lectora. No pasa nada. Cierro el libro. Queda un poco de tiempo hasta que los mellizos salgan de la actividad en la que están. ¿Qué hacer? Había un rostro de Einstein a base de dados. Puedo ir a hablar con él (mentalmente) y preguntarle si él piensa que en esa clase que salía disparada por el pasillo (tiempo, espacio y materia) ya estaba contemplado este momento, lo que lo justificaría plenamente (¡plenamente!) o si, por el contrario, que seamos como somos en esta esquina de la cafetería es la muestra de que la fuerza de la expansión del universo hace tiempo que se acabó y ahora vivimos cierta inercia desorientada, como esas ruedas que aparecen en la pantalla después de un choque rodando y golpeándose contra todo hasta quedar definitivamente quietas. A Einstein le puedo hacer la pregunta así, sin tiritas, que él lo vale.

No hay comentarios:

Publicar un comentario