miércoles, 12 de diciembre de 2012

El carro de Sísifo




El carro de Sísifo : La mujer responde de mala gana, como si prefiera que no la saludara. Cualquiera de nuestros trabajos es mejor que el suyo : no admitirlo sería quitarle valor a lo que hace. Todas las tardes el mismo recorrido, el mismo carro con el material que utiliza, los recambios de papel higiénico, los botes de limpieza.

Le digo “buenas tardes” y unos segundos más tarde, después de mirarme, me responde “buenas tardes”. Es posible que su “buenas tardes” y mi “buenas tardes” coincidan en muy poco y por eso ella se lo piense antes de decirlo, como si supiera que solo son dos trenes que se cruzan por la vía en sentidos opuestos.

No es un tema de mala educación, como me dicen.

Sí hay algo en lo que se parecen nuestros trabajos. En ambos casos, si los dos lo hacemos bien, nadie nos dirá nada. Solo se dirigirán a nosotros si cometemos un error. Tal vez por eso me fije en que ninguna mañana falta papel higiénico. Tal vez por eso insista con el “buenas tardes”, esperando que una tarde ella sea la primera en decirlo.   

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