jueves, 20 de diciembre de 2012

El cuarto satélite de Júpiter




El cuarto satélite de Júpiter : Me encuentro con un documental en la 2 sobre un proyecto para descubrir si hay vida en Europa, el más pequeño de los cuatro satélites de Júpiter. No es algo que me haya planteado hasta ahora, sobre todo con el tema de la suplencia de Casillas. Me quedo viendo el documental, el mando en la mano, porque el proyecto resulta fascinante : está bien expuesto y las reproducciones por ordenador son magníficas. En cierto modo, se puede decir que ya hemos estado en Europa.

Sale un científico que dice : Es difícil pero podemos hacerlo. Pero en sus ojos ves que realmente quiere decir : complicado de la hostia, pero por mis cojones que lo hacemos. El científico habla con esa tranquilidad de los científicos de la que podríamos aprender mucho. Dejo el mando en la mesa y empiezo a hacer el proyecto mío.

Sale otro científico que anda mosqueado por el color rojo de la superficie. Se dedica a ver qué elementos orgánicos pueden producir un color así. Nos cuenta que ha dado con uno con el que podríamos pintar nuestras paredes de un auténtico “rojo orgánico Europa”. En lo que tú pasas los días preparando el modelo 110, hay gente suelta que realiza cosas interesantes.

Sale un científico de ojos muy, muy pequeños, que niega. Habla de energía por superficie y dice que aquí en la tierra la medida sale bien, pero que lo de Europa, en fin, que a él le gustaría, pero que cree que no. Parece que le diera pena decir algo así, es el tipo de persona que se asoma al salón y dice que no queda más hielo para la fiesta.

Sale un científico que dice que vida, vida, puede aparecer vida, pero que no será lo que pensamos. Pienso en Godzilla y parece que esté negando con la cabeza sabiendo en mi cerebro se pasea el monstruo arrasando Tokyo. Otro tipo de vida, repite. Borro a Godzilla y dejo ese cuadrado de la colección de vida extraterrestre sin cromo.

Sale un científico que enseña lo que parece una pastilla para el lavavajillas. Esta es diferente. Unas cuantas como ésta cubrían una plataforma de la sonda Stardust, que en su recorrido por el espacio se colocó detrás de un cometa y atrapó, en esas pastillas, restos del cometa. Dice que han encontrado glicina, que es uno de los aminoácidos necesarios para que la vida se desarrolle. Lo dice como si nada. Glicina. Vida. Lavavajillas. Aquí, mientras, titulares sobre políticos, reduciendo la realidad a sus andanzas de niños con las manos manchadas de chocolate por los pasillo de una gran mansión.

Cuando Daniel termina de cenar, los científicos ya han dicho lo que tenían que decir y aparece una simulación del diseño creado para buscar vida en Europa. Una nave propulsada por energía nuclear, que, una vez posada sobre el hielo (sin ayuda de paracaídas, porque la atmósfera no lo permite), tendrá que cruzar una capa de hielo de varios kilómetros para soltar, al llegar al océano de agua que hay debajo, un prototipo que tendrá que orientarse en un entorno oscuro, repleto de amenazas

No está nada mal. Daniel quiere saber más, pero es la hora de irse a la cama y tengo que traerle de vuelta a la tierra, a su casa, a su cama. Insiste en que quiere que le deje ver más, pero la hora es la hora. No hay vida en Europa que valga. Acepta resignado y se marcha a la cama llorando.

Ese llanto me reconforta. Debajo de esa capa de hielo que se va acumulando serie tras serie de Disney hay un poco de vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario