jueves, 27 de diciembre de 2012

Superson




Superson : Voy camino del metro, cargado con bolsas de libros. Me gusta sentir su peso : un kilo de libros pesa menos que cualquier otro kilo. Ha sido una mañana de librerías, en la que he seguido, punto por punto, ese recorrido que es la respuesta que me doy al “¿dónde te gustaría estar ahora?” que a veces me hago. Topbooks, Tipos Infames. La casa del Libro, FNAC, La Central. Cada tienda distinta, pero con su función : no puedes tener equipos solo con delanteros. Este peso es para mí parte de la Navidad. La Navidad no puede ser digital.

En la mano izquierda llevo un roscón de reyes relleno de nata de la pastelería San Onofre. Lo llevo con cuidado, como las azafatas de los Juegos Olímpicos que avanzan con los cojines que portan las medallas. La medalla de oro de los roscones. Digamos que en la mano derecha llevo las correas de perros adultos y en la izquierda al cachorro que se asusta por todo. La ausencia de peso en la mano izquierda equilibra el de la derecha. Así es. Esa ligereza del roscón, repleta de calorías, también es parte de la Navidad. La Navidad no puede ser light.

Subo por Fuencarral, entre tiendas abiertas y gente como yo, contenta de seguir su propio recorrido. En una pared veo una combinación de imágenes : el Cristo con bolsas de Banksy y el anuncio del Supersonic, con una mujer tumbada que se tapa los pechos. Junto al Cristo han escrito “Unos toman pan mientras otros comen mazapán”. No saben que Banksy es un autor mudo. Añadirle texto es empujar el significado por el barranco, dejando que esa queja contra la Navidad se quede en el simpático esfuerzo del niño que no llega al tarro de las galletas y que uno prefiera centrarse en la chica del Superson(ic). También ese lamento es Navidad. La Navidad necesita de enemigos como yo.

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