lunes, 24 de diciembre de 2012

La casa abandonada




La casa abandonada : En Navidades conviene darse un paseo entre reunión familiar y reunión familiar, como el que se toma una tila para calmar un estómago que salta de comida en comida. A esta hora de la mañana no hay nadie por el camino : ni esos perros a los que una vez no esperé para comprobar si los que ladran no muerden, ni ciclistas de ciudad marcando con sus bicicletas la única línea que hay que seguir para ser un tipo sano, muy sano, tremendamente sano.

Es un buen contraste mezclar este paisaje en tierra viva con la voz de Norah Jones.

Empieza "Rosie´s Lullaby" cuando llego junto a la casa abandonada. A pesar de tener el techo derruido, las ventanas sin cristales o las plantas creciendo en el suelo de las habitaciones, hay dos elementos que evitan la derrota, alejando lo definitivo. Una es la sombra del gran árbol que cubre la fachada, protegiéndola. Otro, son los gatos que a veces veo en los marcos de las ventanas : con los ojos cerrados al sol y la cola caída sobre la pared mantienen caliente cierto rescoldo de lo doméstico, como si esta noche de regalos también pudieran recibir los suyos.

Es uno de mis puntos favoritos del paseo.

En la tierra que la rodea, asoman miles de pequeños tallos verdes en los que ya se anuncia, en pleno diciembre, la primavera.

Sigo el paseo con "Not too late".

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