Pasos en blanco y
negro : En un extremo de la Plaza Mayor, una mujer se acerca a uno de los
puestos navideños y pregunta : ¿Tienen Reyes Magos a precio de crisis?. No
bromea. La joven que atiende el puesto, después de descubrir lo mismo que yo,
que no bromea, señala unas figuras de plástico con aire triste : los únicos Reyes
Magos que parecen estar de vuelta a Oriente. No sé cuánto costarán, pero estoy
seguro de que no son baratas. Llevamos un buen rato con los mellizos y ya he
visto que todo sigue igual de caro que el año pasado. Acabamos comprando unas
pequeñas cajas con frutas como si fuéramos a prepararle una macedonia a toda
esa gente del belén que compraremos cuando seamos muy ricos. No salimos del atrezo
navideño.
En el otro lado de la Plaza, un
artista callejero con acento argentino le pide a dos hombres que le aten con
una cadena. Que le aprieten con fuerza las manos, que se la pasen por el cuello
varias veces, entre las piernas, que le rodeen después con ella y que acaben
poniéndole un candado para que no se pueda escapar. Antes de demostrar que sabe
cómo soltarse de ese problema en el que se ha metido, pide que le den dinero.
Al rato lo exige por un tema moral. Parece un profeta sin fe. Todas sus
palabras están envueltas en rabia. Le damos un euro y nos marchamos porque creo
que no se va a escapar, que se ha hecho atar para protegernos de su odio.
Parece que el recorrido entre ambos
puntos solo pudiera ser el de unas Navidades en blanco y negro. Tampoco sería
tan grave : es lo que prefieren los grandes fotógrafos para mostrar los
matices.
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