La bienvenida de las cebollas : Abro la
nevera, pero no la encuentro en el punto en el que la dejé. El frío ralentiza
el tiempo, pero no lo detiene: algunas cosas hay que tirarlas, como ese cartón
de leche que dejamos casi lleno o un par de huevos a los que se les pasó la
fecha hace un par de días.
Las cebollas son una excepción.
Está ahí, listas, como si estuvieran esperando. Las que no tienen una fecha impresa
en la piel son las que más aguantan. Esa piel tersa que parece decir : mira,
nos hemos apañado bien sin ti.
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