miércoles, 14 de agosto de 2013

Un año clavado en la arena




Un año clavado en la arena: En la playa, aunque uno piense lo contrario, todo transcurre rápidamente. Basta con levantarse pronto y ver cómo, igual que cantaban los Crowded House, se suceden las cuatro estaciones en un día con esa quieta velocidad a la que hacía mención Eloy Tizón en uno de sus cuentos.

Las sombrillas de playa, fijas en la arena, reproducen todo ese ciclo en nueve horas. Sobre las ocho y media, con solo el tronco y el sombrajo, peladas, son la representación del invierno. Luego les salen las primeras toallas, bolsas de playa o periódicos con el último fichaje. Frutos típicos de la primavera que rompe en verano cuando surgen, a cientos, las tumbonas, las bolsas de patatas, las chanclas cubiertas de arena y las gafas de sol. Un verano largo que deja paso al otoño cuando la arena se vacía, el sol se pone, y en la arena apenas queda un nostálgico como tú, de los que quieren percibirlo todo por si fuera a desaparecer. ¡Como si eso fuera posible tras este continuo y excitante elogio al cambio!

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