lunes, 24 de octubre de 2011

Las salchichas son nuestras grandes amigas

Les pregunto si les apetece cenar judías verdes.

-Con jamón – me dicen.

Si no hubiera propuesto lo de las judías verdes, no habría tenido que parar a comprar Jamón s. serra mota s/f 200G (3,25 euros). Ni tortazo bimbo 2 Uds (1,00 euros), ni Bolsa multiusos (0,10 euros), ni Yog Des. Edul. Fresa Alipende 435 g (0,90 euros), ni Zanahoria kilo (0,69 euros), ni Patata gourmet 2,5 Kg (1,70 euros), ni Brocoli filmado 500 gr (0,80 euros), ni Gelli light sabor.reina P4 (0,65 euros), ni Cacao colacao turbo 750G (4,59 euros), ni Cocido madril. Alipende 435G (1 euro).

No habría tenido que aparcar. Ni habría entrado con ellos en el súper, discutiendo para saber quién lleva la cesta y quién va echando dentro los artículos. Ni habría tenido que decirles no,no,no,no cada vez que señalaban algo que realmente necesitaban. Ni habría tenido que avisarles para que se fijaran, demasiado tarde, por dónde iban con la cesta :

-Perdone, señora.

Ni habría tenido que decirles no,no,no,no cada ve que, volviendo por el mismo pasillo, señalaban las cosas que realmente necesitaban y que ahora estaban en el otro lado. Ni habría caminado tan despacio recorriendo todo el supermercado por el placer de mirar las cosas, tan atrayentes cuando tienes siete años y tan aburridas cuando has cumplido los cuarenta y dos y sabes que un brócoli es sólo un ni Brocoli filmado 500 gr (0,80 euros). Ni habría tenido que permitirles sacar cada artículo de la cesta con cuidado, lentamente, para, lentamente, dejarlo en una cinta de la que, lentamente, lo iban a coger para colocarlo en una bolsa grande, pero no lo suficiente, en la que guardarlo todo. Ni tendría que haberles advertido de que la bolsa de patatas pesaba y que el Colacao podría caerse y rodar por el suelo, como sucedió. Ni habría tenido que coger la bolsa de patatas con un dedo libre y pisar el bote de Colacao para que no fuera a chocolatear los vasos de leche de personas ajenas. Ni habría llegado, algo cansado, sí, al coche para descubrir que la llave no estaba en este bolsillo, ni en éste, sino en aquél.

Todo eso me lo habría ahorrado si les hubiera ofrecido salchichas para cenar.

Las salchichas son nuestras grandes amigas. No son sanas, no, pero siempre puedes confiar en ellas, que los niños las quieren y tú también porque siempre que lo miras les queda una semana para caducar y apenas les lleva tiempo dorarse en la sartén mientras tú escuchas la radio. Y, venga, otra cena más. Otra cena menos.

En vez de eso, heme ahí pelando las judías, cortando el jamón en trozos y llenando la olla con agua. Todo a la vez.

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