domingo, 9 de octubre de 2011

Lo ves y no lo ves

“Cristina García Rodero es autora de la mayor documentación visual sobre folclore y ritos religiosos de nuestro país. Además, es creadora de una estética ambigua, fraguada entre la complejidad de lo lúdico y la introspección de lo místico.

Gracias a su ingente labor de cauterizadora de la estampa más íntima de la fiesta, contamos con un vasto archivo que, paso a paso, el ritmo contemporáneo se ha encargado de disipar.

En ocasiones, los representados imponen un tono trágico y luctuoso, donde la calidad humana sobresale por encima del sentimiento épico de una falsa epopeya. Otras imágenes hacen soltar una hilarante carcajada, por su tono ya sea burlesco o satírico, pero nunca irónico. El impacto visual es acuciante, pero en la reflexión posterior no se vislumbra ningún asomo de miseria. Sin duda, el repertorio iconográfico de Cristina García Rodero es rico, prodigioso, y esperpéntico, sin rozar lo burlesco.

Especial atención merecen los personajes de la esfera religiosa: curas, monaguillos, beatas, mantillas, cofrades y santurrones. Este universo devocional contagia una sensación de atemporalidad, palpable aún en nuestros días. Resulta alentador comprobar cómo algunas sociedades rurales han conservado un patrimonio de tipos populares que conviven en una época poco pródiga hacia lo espiritual.

En período de fiesta, los pueblos olvidan los cimientos sociales diarios. El ritual convierte al panadero en maestro de ceremonias o al cura en el máximo dignatario. Las mujeres aprovechan para rascar antiguas prendas y se afanan en parecer las más dignas y compuestas de toda la comunidad. En la calle se mezclan pobres y ritos, cruzando algunas palabras por única vez en el año.

Sus imágenes distan muchas millas de parecer souvenirs turísticos retratados por osados viajeros, que privan de naturalidad lo retratado. García Rodero busca el documento y trabaja con el material del tiempo; así, la pretendida búsqueda del espectáculo no es fortuita. Como en la buena antropología, la diferencia cultural se halla inmensa en los momentos de euforia o tragedia”

Este es el texto que se puede leer en la entrada de la exposición “España oculta”, de Cristina García Rodero. Si hubiera examen sobre este post, os diría que las preguntas van a salir de aquí, porque es lo oficial. ¿Quién va a dudar de algo impreso en la pared?

Yo, no.

Pero, siendo oficial, deja de lado algo inquietante en las fotografías de García Rodero : aunque las veas, es imposible que estén delante de ti por la extraña conjunción de elementos que se dan en ellas. No es que estén preparadas : aunque lo estuvieran, no lograrían esa perfección que me perturba (Perturbar : Inmutar, trastornar el orden y concierto, o la quietud y el sosiego de algo o de alguien). Sí, sus fotografías trastornar mi sosiego.

Frente a algunas, no dejo de preguntarme cómo lo ha hecho. El contenido de la fotografía, eso que justifica las palabras de la entrada a la exposición, está para mí en segundo plano. Como observador, no entiendo cómo ha logrado estar en ese sitio, en ese momento, desde ese encuadre, con esa luz.

Por ejemplo : El pastor que lanza la piedra la aire a su perro, fijo en su salto, con un rebaño de ovejas perfectamente distribuido alrededor y con una, especialmente una, que mira a la cámara. Esta foto también trastorna mi orden y concierto.

Por ejemplo : Una procesión de hombres en fila, vestidos con hábitos oscuros, en la que el que la encabeza gira la cabeza para encontrarse con la mirada de un niño que , con ropas claras, camina a su lado. Muy al fondo, una cruz. Otra que perturba mi quietud.

No es el hecho de estar en el momento justo en el sitio apropiado. Es algo más. Parece que Cristina anticipara la escena, que la viera unos segundos antes de que se produjera, como si, y ya sé que es imposible, todo se organizara al mirar ella por la cámara.

Luego, como digo, pueden venir las interpretaciones sobre las fotografías, pero antes de todo eso se encuentra una mirada y la sospecha de que, aunque las estás viendo, en algunas fotos los elementos se combinan de una forma que, estadísticamente, resulta imposible. La probabilidad de que se ofrezca lo que tienes delante, es prácticamente nula.

Así que lo ves, sí, pero realmente no está ahí. Perturbador.

2 comentarios:

  1. La verdad es que ver...ver..no se ve nada...estamos a 10 del 10??? ¿será eso?

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  2. Pero mira que son impacientes las abuelas.

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