miércoles, 7 de noviembre de 2012

Un día con prórroga




Una día con prórroga : Todos los mandamientos de este blog se reducen a éste :

“Y entonces un hombre de unos cuarenta o así me preguntó, con acento francés, “¿Cómo adquiere usted la presencia de ánimo necesaria para iniciar la composición de un poema?”. Y algo se descerrajó en mi interior, y por fin dejé de atesorar mi secreto más útil y se lo revelé. Es el único secreto que nunca ha dejado de ayudarme durante todos los años que llevo escribiendo. Dije, “Muy bien, se lo voy a decir. Me pregunto algo sencillo. Me pregunto : ¿Cuál ha sido el mejor momento de tu jornada?”. Lo que en ello había de maravilloso, les dije, era que esa mera pregunta tiene el don de entresacar de mi vida exactamente aquello sobre lo que me va a apetecer escribir un poema”

“El antólogo”, Nicholson Baker, página 220.

El reto de este blog es demostrar que es cierto, que ese momento está ahí. Y, con mayor o menor acierto, siempre lo he encontrado. Excepto hoy. Hoy ha sido un día negro : como hacer fotografías con la tapa puesta. Hoy, he de reconocerlo, ha sido imposible.

Hoy, pensaba, no he estado a la altura de Nicholson Baker.

Y estaba triste (y jodido)

Pero a veces el día se gana en la prórroga. Ahí está de ejemplo el gol de Ozil que ayer se coló entre las agujas del reloj que se iban acercando y reduciendo el espacio, como una portería que se fuera achicando. Hay que esperar y tener paciencia : esto lo añado yo, como becario experimentado de Nicholson, a su texto.

Porque mañana, en una conversación en el salón, Daniel me cuenta algo que ha sucedido hoy (y a lo que, legalmente, le voy a poner fecha de hoy) : en las pruebas del coro de su colegio, un amigo ha cantado el tema del anuncio de los palitos de queso de "La vaca que ríe". En el coro, claro, no le cogen. Daniel, apoyando los dos codos sobre la mesa y agarrándose la cabeza con las dos manos, escenifica el enfado de su amigo al terminar la historia.

Palitos la vaca que ríe
Dipear en queso gusta un montón
Un, dos, tres
Ya no lo ves
Este queso qué rico es
La vaca que ríe

Parece una escena sacada de un capítulo del Pequeño Nicolás. Me empiezo a reír y no puedo parar. Sé que, en el fondo, es un poco triste : también hay pájaros que empiezan a imitar las melodías de los móviles. Es un poco triste, vale, pero muy gracioso : en mi cabeza se mezclan los dibujos de Sempé, la melodía de la canción, el escenario y, sobre todo, las caras de los expertos, tratando de contener las sonrisas y las lágrimas. A partir de ahora, cuando escuche ese título, no me imaginaré a Julie Andrews bailando por las praderas, sino a un niño en un escenario cruzado de brazos con una nube negra encima de él.

La fotografía no es de hoy, sino de mañana. La hice por accidente pero hasta ese error se puede aprovechar para que, ya puestos, represente el escenario.

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