He ido a ver “Invasión a la tierra” a un cine. La chica que me ha vendido la entrada llevaba una camiseta anunciando la película, pero no le ha hecho ilusión que quisiera ver precisamente esa película. Parecía pensar en sus cosas, algo pueril cuando está en juego el futuro de la Tierra.
-¿Fila nueve centrada?
Todavía no he desarrollado la personalidad suficiente para negarme cuando me dicen lo de centrada. Es como si te vendieran el solomillo de las butacas. Digo que sí sin saber si la fila nueve está lejos o cerca del fin de la Tierra. Tampoco sé lo que esta chica entiende por centrada. La madre de Belén Esteban dirá que su hija está centrada, por ejemplo. Y no, creo que no.
Tampoco tengo la fuerza de voluntad necesaria para alejarme del cine de ciencia-ficción, que parece cosa de adolescentes o programadores. Alguien con cuarenta y un años no debería ir a ver estas películas, lo sé, pero me tira ese mundo en el que habitan los Harkonen, los pasajeros del Nostromo, los replicantes o los androides brillantes y pedantes. ¿Y ésta, qué tal?. Vamos a ahorrarnos unas cuantas frases ingeniosas y algo de dinero y os cuento que la película es mala. Muy mala. Pero qué mala es.
Pero ahí está, en una pantalla, y, mientras la veía, pensaba que se podían sacar algunas lecciones para que nosotros aquí, a pesar de las subvenciones, consigamos hacer cine que la gente pueda ver. A continuación voy a poner ejemplos que pueden desvelar el final de la película, cuando los marcianos pierden, así que advierto que el que esté interesado en llegar virgen a la invasión de la tierra, debe dejar de leer.
Estas son mis diez recomendaciones para hacer una película de ciencia ficción española. Ahí vamos:
1-Pon de protagonista a un personaje atormentado: Alguien que estaba a punto de jubilarse y marcharse a casa. Aquí es un sargento con traumas, un pasado oscuro y algo que ocultar. Algo serio que ocultar. Nada del tipo : “Pelillos a la mar”
2-Dedica un buen tiempo a la presentación de los personajes. En plan Arguiñano, cuando nos enseña los ingredientes de la receta. Un grupito humano en el que debe haber soldados a punto de casarse, soldados vírgenes, soldados enfadados, soldados con poder pero con falta de experiencia y soldados bromistas. Ni pocos, para que no nos quedemos sin soldados cuando los marcianos los maten. ni muchos para que, cuando lleven el casco y no se les distinga, no sepas de quién están hablando y si te tienes que alegrar o no de que lo hayan matado.
3-Asegúrate de que no pare la música. En plan boda de pueblo. Que la música empiece al arrancar la película y no pare (no pare) hasta que termine. Más que ver una película, las estás oyendo. No sabes si es buena o mala, pero todo lo que pasa debe ser importante porque le han puesto música. El compositor se habrá tomado dos o tres años de vacaciones. Qué fenómeno. Si editan la banda sonora ocupará más que todas las temporadas de Los Soprano.
4-Piensa global y actúa local. Este es un punto fundamental que debería ir en primer lugar, sí, pero se me ha ocurrido después del tercero, así que se queda en el cuarto puesto. Se trata de poner un título amplio, en plan “El fin del Universo” y luego contar cómo el grupo de soldados se enfrenta a esa amenaza tan grande (que ya es grande el Universo de por sí, expandiéndose cada día un poco más, como el déficit de Grecia) luchando entre Tribunal y Gran Vía.
5-Añade un poco de drama. Aquí hay tensión porque, además de que los marcianos se quieren quedar con nuestra agua para utilizarla como combustible (lo que no me parece tan mal, siempre que no toquen el Ribera), hay un problema entre el sargento atormentado y uno de sus compañeros de batallón. A saber : que en esa misión del pasado del sargento, uno de los hombres que se le murió era hermano de uno de sus compañeros de ahora. Mal rollo. ¿No cuidan esas cosas lo de Recursos Humanos de los marines? Hombre, un poco de atención, que se nos están echando los marcianos encima.
6-Pero qué duros son estos marines... La verdad es que los americanos lo tienen fácil. No dejan los marines de gritar “¡Hurra!” y “¿Rendirse? Un cuerno”. Si no sabes qué hacerles decir, siempre puedes poner un par de muletillas de tipos duros. Y venga a gritar.
7-…Y que tontos son los marcianos. Los marcianos son limitados. Todavía no les ha llegado ninguna sonda espacial con el programa de la alianza de las civilizaciones o un libro de conocimiento del medio, así que llegan aquí disparando y con ganas de arrasar con todo. El tema del diseño de los marcianos puede ser algo secundario, como en esta película, que parecen algún tipo de marisco, con la piel dura y dentro blanditos. ¿Cómo matarles?
-Disparándoles a la derecha del corazón – advierte una veterinaria que anda por ahí.
8-Incluye unos cuantos civiles. Quedan bien al lado de los soldados. Mejor si son inmigrantes, para demostrar que los soldados pelean por ti, vengas de donde vengas. En ese trato con los civiles, se les escapa la única escena distinta de la película : un marine atándole un zapato a un niño. Pero esa ilusión dura poco.
9-Mueve mucho la cámara. Otro punto básico. Al que lleve la cámara, le pones un zapato de tacón en un pie y una zapatilla en el otro. Así no habrá quién estabilice la imagen, pero de eso se trata.
10-Cierra con cualquier final y enciende las luces deprisa. ¿Y cómo acabar con los marcianos? Pues atacando su centro de mando, alma de cántaro. Aquí lo entierran como si fuera un rábano. Y todo lo que habéis escuchado sobre coger el rábano por las hojas es cierto. ¿Por qué no se le había ocurrido al Estado Mayor? ¿No dan eso en West Point? Antes de que la gente empiece a hacerse preguntas, pones la palabra fin, enciendes las luces de la sala y lanzas a los escuadrones del cine a limpiar de palomitas el suelo.
Es infalible. No sé si saldrá una buena película, pero sí se podrá exhibir. Yo estaba ahí, viéndola, creedme.
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