Pasamos la tarde en un McDonald´s con un cumpleaños al lado de gente a la que no conozco. La niña que sopla las velas cumple, por lo que le cantan sus amigas, doce años. No sé si dentro de otros doce se acordará de éste. En mi caso, apenas recuerdo un par de cumpleaños, así que creo que en el fondo da igual donde lo celebres si lo pasas bien : el dinero que uno se gasta en las cosas debería estar relacionado con la posibilidad de recordarlas.
A lo que vamos. Los enanos y yo estamos en una mesa del McDonald´s cenando. Lo suyo sería marcar distancias y criticar el sitio y lo que sirven, lo de la comida basura y todo eso, y elogiar de las espinacas, el tofu y el queso de cabra virgen, pero eso sería mentir para quedar bien y no me lo permitiría un escepticismo capaz de pasar por la guillotina cualquier concepto. Cansa lo de ser tan correcto. Deben ser cosas de la edad.
Así que igual que critico otras cosas, me permito elogiar esta tarde de viernes con mis hijos en este MdDonald´s. Pondría en negrita lo de esta tarde y este McDonald´s, pero sé que tenéis el nivel suficiente como para hacerlo vosotros. Os doy un par de segundos.
Perfecto.
¿Y por qué hablar bien del Mc Donald´s? ¿Me financian? No. Aquí la única financiación que aceptamos es la de los señores de la Fullbright, que todavía no se han venido a pasear por este blog, que ya están tardando. Hablo bien del McDonald´s porque me sale del McPollo y porque tengo diez razones para ello.
Tienen Wifi. Y así puedo ver que nadie me ha escrito y que nadie se acuerda de mí en el Facebook. No importa : aprovecho para actualizar el Angry Birds. Daniel me da la rodaja de pepinillo de su hamburguesa : La única que ponen en su hamburguesa y que él huele antes de morderla. La saca como si sujetara un pez más o menos peligroso por la cola. Me gusta comérmela de un bocado. Así debe ser un padre : alguien que se traga los problemas de sus hijos como un gigante insaciable. Es fácil hacer de padre con un pepinillo. Dos globos : A los enanos, debido al ambiente festivo del cumpleaños, les dan dos globos. Una chica le ofrece uno amarillo a Lucía y cuando ve que Daniel se acerca, se lo cambia por uno rosa para que Daniel se quede con el amarillo. De todo este juego de globos y colores, sólo hay que quedarse con la simpatía de la chica, que está ofreciendo globos y limpiando mesas mientras tú cenas, con lo que entendería que ni sonriera ni se preocupara por los colores de los globos, pero ahí la tenéis, sonriendo. Una sonrisa de verdad, no ese gesto automático que uno hace cuando tiene una cámara de fotos delante. El cumpleaños : Ahí están las chicas, al lado, con cuadernos de Justin Bieber. Se lo pasan bien las condenadas, como si la alegría se alimentara de la propia alegría sin perder fuerza. Esto va , creo, en contra de algún principio de la física, pero esas niñas son capaces de crear sus propias leyes. Si no, no sé qué haces con doce años. La mujer que me llama cariño : ¿Te voy cobrando, cariño? Así, como si fuera mi madre. Si echas de menos a tu madre, o a tu familia, o no te llama cariño tu pareja desde la noche de bodas, ya sabes dónde tienes que venir a cenar. Cuando me toma la tarjeta me dan ganas de regalársela y darle un par de besos. Celtics-Bulls : Lo ponen en una pantalla de alta definición. Como el baloncesto me aburre, puedo mirar la tele si quiero y dejar de hacerlo sin buscar ninguna excusa. Pero mira que nos inventamos juegos absurdos. Unos tirando una pelota a una cesta, otros dando vueltas con sus coches y los del fondo metiendo la bola en una red a base de patadas. Los dedos y la salsa barbacoa: Lucía no me deja coger sus patatas. Ahora tampoco. Ahora tampoco. Ahora tampoco. Cuando se quedan ya frías, me dice que puedo coger las que quiera. A veces siento ya lástima, sin conocerlos, por la lista de novios que pasarán por su vida. Echo encima la salsa barbacoa y me las como con los dedos. ¿Dónde puedes chuparte los dedos sin que te miren mal? Aquí. El sobre de kétchup : Veo a Daniel intentando abrir uno. No es fácil, sobre todo si tienes ya los dedos pringosos. Me gusta ver cómo lo intenta. En la lista de las cosas que un niño de seis años debería haber hecho habría que incluir ésta. Lo intenta por varios sitios, lo muerde con cuidado. Al final sale un pequeño chorro, como si en vez de un agujero hubiera provocado una grieta. Pero da igual. Logra vaciar el sobre, que es de lo que se trata. Beautiful girls : Se marchan las chicas del cumpleaños llevándose a sus padres y los globos que decoraban el local. Es el momento de las quinceañeras, como esas tres que se acercan al mostrador. Pantalones muy cortos y bolsos largos que golpean contra sus muslos. Recuerdo entonces a la Natalie Portman de Beautiful Girls. Y como dicen que el recuerdo estimula las mismas zonas que se reaccionaron ante la escena inicial, es posible que alguna de esas quinceañeras sea Natalie Portman. Def Leppard : El toque nostálgico lo pone Def Leppard con el “Have you ever needed someone so bad?”.
Nada más levantarnos, la chica de los globos pasa un paño por nuestra mesa, como borrando nuestro rastro. Un esfuerzo inútil, como véis.
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