lunes, 22 de abril de 2013

Cuatro segundos ondulantes



Cuatro segundos ondulantes : Hay un enlace que une la 607 con la M-40 que me gusta coger : es como si la carretera elevada, recién hecha, hubiera recibido un golpe de viento justo cuando se estaba secando. Es probable que haya suficientes errores de cálculo como para que al ingeniero que la diseñó le quiten las medallas y le obliguen a volver a hacer cuentas con lápiz negro y rojo. No importa. Si por mí fuera, le daba uno o dos ministerios para que su nombre pasara a la Historia. No es solo que la curva, cerrada a la izquierda, sea divertida. Es que las ondulaciones de la carretera elevan y dejan caer el coche varias veces en tres o cuatro segundos mientras ves cómo el horizonte, con las torres de la Ciudad Deportiva de fondo, se agita suavemente, rompiendo la tranquilizadora rutina de lo horizontal. Esos segundos son de lo mejor del lunes. Una agitación lúdica, infantil, que me sirve de frontera entre el yo que se pasa el día con el Excel y el que va a recoger a los mellizos. Después de dejar el coche, no me cuesta nada imaginarme como uno de esos niños que practica los tiros a la portería, que se pasa el balón de baloncesto o que sale de la clase de judo o de la de gimnasia rítmica y me busca con la mirada hasta que, al verme, se queda tranquilo y se permite pensar ya en la merienda.

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