martes, 9 de abril de 2013

Pequeñas manos golpean la puerta



Pequeñas manos golpean la puerta : Tenemos tiestos de verdad, tiestos en tetrabricks, tiestos en recipientes de barro de yogures (ese último lujo que se añade a la cesta). La pequeña terraza está llena de tiestos. Nosotros, que sólo tuvimos girasoles de plástico junto a la entrada. Les dijimos que sí a todos pensando que posiblemente de alguno de ellos saldría una planta. Las plantas ahora asoman de los tiestos de verdad, de los tiestos en tetrabricks, de los tiestos en recipientes de barro de yogures.

Hasta el garbanzo tiene su planta. Pusimos uno en la tierra porque era solo un garbanzo, porque resultaba más practico ceder que argumentar que de un garbanzo (ahora sé bien que no es así) no podría salir nada. Es una planta curiosa : las hojas parecen crecer pegadas al tallo principal, que se va desarrollando por fases, no de una forma continua. Ese tono de verde, la flexibilidad del tallo, la forma de las hojas : todo estaba en ese garbanzo que parecía sin vida, como una casa con tablones en las ventanas y el cartel de “Se vende” pegado a la puerta. Está claro que lo único que hacía falta era saber cómo llamar. 

Parece que la condición para que todo esto funcione es que las semillas pasen por sus manos. Si se cumple, el mecanismo que tienen dentro empieza a despertarse (todo el movimiento de espirales que se despliegan parece un lento desperezarse). Podríamos continuar con las lentejas. Con las judías. Ahora todo parece estar esperando para revelarse.

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