Desde Octubre del año pasado, en El Cultural, el suplemento de El Mundo, Montero Glez conduce un concurso de microrrelatos. Cada semana se propone un tema con la condición de que las historias presentadas no sobrepasen los 140 caracteres y los lunes se publican las finalistas.
De las diez que escribo, mando las siete primeras. A la final pasa la número cinco.
1-Se corrió el rumor por Nápoles y los chavales invadieron la peluquería para llevarse pelos de Diego. El dueño ni afirmaba ni negaba.
2-Tan acostumbrado estaba, que no se comía una sopa si no veía un pelo en ella.
3-A nadie del FBI se le ocurrió controlar al barbero del presidente.
4- Guardaba el pelo que les cortaba de jóvenes para las pelucas que les vendería de mayores.
5-Sus clientes más difíciles eran los calvos. Sorpréndeme, le pedían.
6-En el entierro, el que más lloró fue el peluquero, al que su padre primero llamaba por su mote y más tarde por su nombre.
7-La afición secreta del peluquero era su circo de piojos.
8-Ella era la Dalila del rótulo. Sus clientes, viejos y con poco pelo, recordaban al sentir sus manos, algo de la fuerza que tuvieron.
9-En cinco años no cambió las revistas. A sus clientas, de vidas vacías, les gustaba ver cómo de muchas de esas famosas ya no se decía nada.
10-El peluquero hablaba de las amantes que había tenido y todos ganaban : los hombres salían afeitados y sus mujeres terminaban despeinadas.
Tu historia finalista es como la vida misma, desde luego como la mía. Si yo fuera a un peluquero esperaría una gran sorpresa. Igual que si Scarlett Johansson fuera a Corporación Dermoestética, por poner un ejemplo llamémoslo cercano.
ResponderEliminar