miércoles, 9 de febrero de 2011

Más allá de Clan

Como parte del proceso educativo, en la cena pongo el programa de Arguiñano para que mis hijos vean cómo es el mundo real. En Clan no tienen anuncios y es necesario que se les exponga a la publicidad para que, igual que ocurre con las vacunas, su cerebro se acostumbre y, llegado el momento, no quieran comprarlo todo con la idea de que lo necesitan y que les va a hacer felices.

Arguiñano hoy cocina un plato sencillo, unos espaguetis orientales que le permiten tener la cabeza en otra parte y encadenar varios chistes. Pasados unos cuantos minutos, llega el bloque publicitario. Los anuncios se suceden rápidamente, como madera que se le echa al fuego para que el deseo siga encendido y continúe tirando de una economía cada vez más oxidada, pesada, cansada.

-Masa para empanadillas de La Cocinera.
-Movistar y su tarifa de ADSL.
-Toyota Auris.
-Seguros Línea Directa para motos.
-Caramelos Ricola.
-Elogio y refutación del aceite de oliva.
-Carrefour y su papel reciclado.
-Leche Puleva con calcio.
-Lavavajillas Finish Quantum.
-Sopa Gallina Blanca.

Y 18 anuncios más. Chicles, audífonos, espectáculos sobre hielo, quesos, cápsulas para el lavavajillas, clínicas odontológicas, detergente para ropa delicada, zumos…Casi todo tiene que ver con alimentación, limpieza y medicinas. Resulta sorprendente todo lo que cabe en tan poco tiempo.

Los enanos ven los anuncios sin decir nada. Es Daniel el que me mira.

-¿Puedes adelantarlo? – me dice.

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