martes, 22 de marzo de 2011

Hacia el colegio (01)

1-Hoy hay suerte y, cuando salgo al descansillo, el botón del ascensor no está encendido. Me acerco rápidamente, pensando que el cualquier momento va a aparecer la luz roja. Ha habido alguna vez que, un segundo antes de presionarlo, ha cambiado de color. Hoy eso no pasa. Dado que a esta hora el ascensor sube y baja con padres y niños pequeños (se puede decir que todos nos hemos mudado a este edificio con la misma edad media, por lo que todos los niños pasarán a la vez por las mismas fases) me he ahorrado cuatro o cinco minutos con el dedo fijo en el botón

2-Daniel me enseña el tigre de Ben Ten que se compró el domingo cuando me acompañó a por el periódico. Hubo un momento en el que, por despertarse a las ocho y llamarnos desde su cama, estuvo castigado. Después perdió perdón y fue todo el camino hacia el Opencor contento y moviendo mucho los brazos. Tenía una idea de lo que quería pero al llegar, mientras yo cogía El País, empezó a dudar. O el tigre o la otra figura con alas. Además, por el tema del precio, tenía que aceptar que el domingo siguiente no hubiera nada.

Estuve a su lado mirándole. Tenía esa cara que pone cuando le plantean un problema de matemáticas de una forma nueva : Me faltan ocho para ser catorce

Hubiera dado cualquier cosa por conocer sus pensamientos. Le habría comprado todas las figuras que había en la tienda si me hubiera explicado cuál había sido el razonamiento que finalmente le llevó a elegir el tigre.

-Éste – me dijo.
-¿Seguro?
-Sí.

A veces, incluso en elecciones como ésta, parece dejar lo que más le gusta por una opción más formal, como si se decidiera por el que nos fuera a gustar más a nosotros. Creo que en ese momento lo estaba haciendo, pero no insistí.

Así que ahora me enseña el tigre de Ben Ten con una cara en la que contiene la alegría, un tanto temeroso de que le prohíba llevárselo.

-¿Pero os dejan?
-Sí – me dice.

3-Desde que tiene la nueva mochila rosa, Lucía la lleva cargada al colegio, aunque sólo sea con la carpeta porque ese día no tenga ni natación ni educación física. Antes buscaba cualquier excusa para darme su carpeta y andar más tranquila. Con la mochila esa forma de actuar no se ha repetido aunque la mochila pese más.

Sólo me pide que la ayude para meterla en el maletero.

4-Suele ser frecuente ver a un padre inclinado sobre un niño o una niña ajustándole el cinturón. Nosotros ya hemos dejado esa fase atrás. Sólo arranco cuando me contestan que los dos han hecho “click”

5-8:33. Es buena hora para salir. Ya en la rampa veo que hace buen día y se lo digo a los enanos. Sé que ellos lo pueden ver por sí mismos, pero creo que decírselo es importante. Es una forma de compartirlo

Daniel me explica, mientras esperamos pacientemente nuestro turno en el carril de la izquierda a que el semáforo cambie tres veces y nos toque, por qué se lleva al tigre.

-Carlos se va a llevar a Gélido y vamos a luchar – me dice – Gélido – me explica por si no lo identifico – es el azul que lanza cosas de hielo y, en la nueva versión, también fuego.
-¿Y quién gana?
-Gélido.
-¿Gélido?
-No – se corrige – El tigre.

En el carril de la derecha deberían ponerse sólo los que, al llegar al cruce del semáforo, tuerzan a la derecha, pero nunca es así. Suele ocuparlo gente que también girará a la izquierda. No es legal, pero como hay menos coches, no tiene que esperar, aunque llegado el momento de girar provoquen un atasco y todo vaya más lento. Sólo un par de veces se han puesto los municipales a cotrolar el tráfico, por lo que las posibilidades de que la jugada te salga bien son bastante altas. Como suele suceder, unos cuantos se benefician de la gente que cumple las normas.

-No sé el nombre del tigre – me dice entonces Daniel.
-Pues lo miraremos en Internet.

No me pregunta nada sobre Internet.

7-En "Hoy empieza todo" ponen una versión de un tema de Pajares sobre Drácula. Apago la radio a la mitad. A veces pienso que hay algo infantil en dedicarle tanta atención a todos esos grupos que no dejan de sacar canciones. Un lujo al que se pueden dedicar unos cuantos porque otros se aseguran de que las cosas funcionen : este semáforo, y luego ese otro.

En un párafo de “El antólogo”, Nicholson Baker escribe :

“Si todo el mundo se callase durante un año, si pudiéramos simplemente detener este interminable avance a trompicones, ¿No seríamos todos mejores personas? Yo creo que probablemente sí” (Página 22)

8-Apenas hay tráfico en la calle en la que muchas veces coinciden el camión de la basura y los que descargan su mercancía para las cafeterías que se sucede a la izquierda. Hoy está despejada y al verlo noto cómo , casi automáticamente, se me relaja la espalda, liberando una tensión de la que no era consciente

9-Llegamos con tiempo al colegio. Todavía no han abierto las puertas. Lucía pasa al asiento del copiloto. Me gusta cómo se mueve su coleta de un lado a otro.

-Huele mal aquí delante – me dice.

Es muy sensible a los olores. Si en la cocina hay algo en la basura que debería estar ya en las tripas de un camión, camino del basurero, se queda en la puerta y arruga la nariz. Le pregunto de dónde viene el olor.

-De ahí – me dice, señalando algo que debe haber en mi puerta.

Lo remuevo un poco pero no encuentro nada.

10.Beso a Lucía y a Daniel. Lucía sale corriendo frotándose la mejilla. Daniel va a mi paso.

-¿Nos despedimos otra vez en las escaleras? - le pregunto.
-Vale - me dice.

Me gustan mucho esos vale.

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