Si escribís 638.767 en Google, os encontraréis con la misma noticia repetida ayer de periódico en periódico : la deuda de las administraciones públicas sigue creciendo. En el 2007 era de 380.661 millones de euro. Ahora es de 638.767. A mí me parece mucho. ¿Lo es? ¿No lo es? ¿Está todo justificado?.
Así están las cosas cuando, hoy, en El País, me encuentro un artículo en la página 45 que se titula “Días de invierno”. Me lo leo mientras mis hijos dan su clase de padel. Es un artículo curioso porque lo escribe un filósofo, José Luis Pardo, y el tema central del mismo es la futura desaparición del estado del bienestar si llega la derecha al poder :
"El caso es que se acerca la primavera, con sus brotes alérgicos y sus alteraciones sanguíneas, y no solo el Estado no ha vuelto (al contrario, parece más bien estar en paradero desconocido) y la hora de la política se aleja a pasos agigantados a favor de la economía en su aceptación más siniestra, sino que las fotos de los líderes de la derecha festejando con cava y habanos su cobro actual o inminente del despojo de la crisis dejan una impresión amarga: los grandes beneficiarios políticos del descalabro van a ser los únicos que parecen tener un discurso apropiado a las sombrías circunstancias. El discurso de la liquidación del Estado de bienestar por motivos contables, el que concibe la Administración del Estado con los mismos criterios que la gestión de una empresa".
Sí, a mí tampoco me gustaría ser economista después de leer eso de “la aceptación más siniestra”. Qué cabrones somos los economistas.
El caso es que el artículo habría que estudiarlo en clase de filosofía. Tal vez ese sea el motivo por el que se ha escrito. No lo sé, que de pronto me empiezo a sentir un poco siniestro. Realmente, el centro del debate, viendo el incremento de la deuda, debería ser si ese crecimiento del Estado está justificado. Los que sospechan del mercado, muchas veces con razón, después de ver esos simpáticos movimientos de trileros del sector financiero, y que se suben a las paredes si alguien menciona la mano invisible de Adam Smith, deberían preguntarse si al Estado también se le puede dejar a su libre albedrío sin ningún tipo de control. Me parece una pregunta apropiada.
¿Se la hace José Luis Pardo?.
No.
Vuelvo a los datos del principio : 380.661 en el 2007 y 638.767 en el 2011. No hace falta ser economista, ni mucho menos filósofo, para sospechar que ese es un incremento brutal. ¿Analiza algo de esto el filósofo? No. ¿Qué hace? Pues razonar con el corazón, como las adolescentes, hablando de Claudio Rodríguez, de Berlanga, de las cestas de Navidad, de Zamora, de Hegel, de Walter Benjamín, de “Lo que el viento se llevó”. Así es. Cuando ha terminado de hacer literatura, se acuerda del tema y lo despacha con el párrafo que he reproducido.
El núcleo de toda esta página 45 está en saber si se pueden aplicar algún principio de gestión de la empresa al Estado. El, después de utilizar términos como siniestro, despojo, amargo, sombrío y liquidación, ya te transmite, a través de los sentimientos, cómo debes interpretar eso de “criterios de gestión de una empresa”. Nos quejamos de los programas del corazón, pero parece que también hay una filosofía del corazón.
Pues muy mal, don José Luis. Vaya como está la filosofía y cómo ha cambiado desde los tiempos de Platón y sus diálogos. Con lo bonito que habría sido construir un diálogo utilizando como base las siguientes preguntas, como el partido de padel que ahora estoy viendo :
¿Cuáles son los criterios de gestión de una empresa?.
¿Cuáles son los criterios de gestión del Estado?.
¿Puede aplicarse algún criterio de gestión de una empresa en el Estado?.
¿Existe algún concepto similar al de la mano invisible de Adam Smith en el Estado?.
¿Se puede decir que el “Estado no ha vuelto” con ese incremento de deuda que se ha producido en cuatro años?.
¿Qué puede aportar un filósofo a la economía?.¿Qué puede aportar la economía a la filosofía?.
¿Qué ocurriría en el sistema si una empresa privada usara los criterios del gestión del Estado?.
¿Se puede ser de izquierdas y aceptar el beneficio como objetivo lógico del sistema económico?.
¿Se puede ser de derechas y aceptar la necesidad de un Estado fuerte?.Ya, son temas muy aburridos y lo que te pide el cuerpo, sobre todo en una mañana como ésta, es terminar con un verso de Claudio Rodríguez, que es como limpiarse las manos después de haberlas metido en esa mierda económica.
Yo también tengo un poema de Claudio Rodríguez para terminar. Se titula “Alto jornal” :
“y abre/ su taller verdadero, y en sus manos/ brilla limpio su oficio, y nos lo entrega/ de corazón porque ama, y va al trabajo”.
Menos mal que hay alguien que habla de talleres, oficio, trabajo, manos y amor en el mismo poema.
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