viernes, 27 de abril de 2012

Bufé chino




Bufé chino : "Los vengadores", de Josh Whedon, debería estar financiada, qué se yo, por una gran consultora porque reúne dos características que les gusta mucho : es mala y tiene mucho mensaje.

Voy a ver si puedo explicar por qué me parece mala antes de que el agua del baño se enfríe y tenga que secarles el pelo a dos pingüinos. Si el post sale un poco precipitado, se debe a este motivo.

…Ya voy, que estoy preparando la cena…(falso)

Que es mala, decía. Mala, sí, porque no se puede contar la historia de un combate si el malo se llama Loki, lleva un casco con dos cuernos hacia atrás (con la posibilidad de que se los clave si se fuerza un poco al rascarse la espalda) y ha subcontratado la invasión de la tierra. Así no hay forma si fallamos en lo básico y olvidamos lo que Julio César ya mostró en su Guerra de las Galas (en traducción autorizada, no esas extrañas interpretaciones nuestras que, creo, fueron las que llevaron finalmente a los profesores a desistir y a dejar lo del latín para dentro de cuatro o cinco generaciones) que para ensalzar una victoria uno debe resaltar las cualidades del rival. Si puede.

…No puede estar caliente porque la he probado yo…(verdadero)

Loki, Loki. Como el coche al que llamaron Pajero. ¿Cómo puedo tomarme en serio lo que se me cuente después? No puedo y me dedico a pensar en otras cosas. En que alguna butaca del cine tiene pinta de estar ahí desde que los Lumiere inventaron lo del cine, en que más que vivir, los cines sobreviven, en que lo digital será cada vez más perfecto mientras nosotros, abocados al mundo de lo analógico, nos vamos erosionando mental, social, económica y espiritualmente (sí, espiritualmente). Todas esas cosas que uno trata de mantener alejadas precisamente en el cine.

La película es carne de cultivo de teorías de trabajo en grupo y por eso no será raro que la recomienden por ahí. Para acabar con Loki y su fuente de poder infinito (un

 …Dejad de saltad ya…

un huevo cuadrado al que puedes enchufar todos los electrodomésticos de la casa, que la cosa no peta. Algo en plan Vaca Muerta, pero a lo bestia) un jefe con gabardina negra tiene hacer de un grupo de egoístas superhéroes un equipo. Ah, equipo, qué palabra tan jugosa.

El jefe consigue que esta panda forme un equipo, lo que no logran, curiosamente, los guionistas, porque uno no deja de preguntarse qué va a hacer un tipo que lanza flechas o una rusa con dos pistolas o un culturista con un escudo frente a invasión que llega de otros mundos a través (sí) de un portal (sí, sí, creas un socorrido agujero para que entren los marcianos y por ahí se te escapa la película).

Un portal abierto y el Loki como administrador de fincas llenando la escalera de indeseables que se dedican a surfear por las nubes con un ataque sin ton ni son, como este post.

…Limpiaos el pelo, que ya voy…

No está el mundo para este tipo de fiestas, que bastante caliente se va a poner la calle.

...Sí, con el champú del bote amarillo…

Así que, antes de que el ataque nuclear lo destroce todo, Hulk (un tipo tranquilo con alma de antidisturbios) empieza a repartir con la teoría del Arte de la guerra en la cabeza y las prácticas de Bud Spencer en cada puño. No queda ni un marciano entero porque Hulk es, básicamente, una pulga de tonelada y media que salta de edificio en edificio como una garrapata por los pelos de un perro.

Para ser sinceros, diremos que Iron Man también echa una mano al meterles a los marcianos un misil nuclear por el, por el, por el portal que se abre y se cierra como un esfínter.

…Un momento que termino de calentar las albóndigas…

Y eso es todo. Más que verse, esta es una película que se oye todo el tiempo. Ni un segundo de silencio, como echarle salsa a todo para que cada momento resulte muy sabroso. Y, hablando de comida, después de la película vamos a un chino a cenar. Ahí hago la foto. Es lo mejor de la película esta cena.

…Voooooy…..

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