La cafetería se llama Los cansinos y ahí paramos por segunda vez. Leo el nombre dos veces para asegurarme de que no me he equivocado. Sería interesante hacer listas de diez anotaciones con
1-Nombres de restaurantes curiosos, como este de Los Cansinos. Qué gran nombre y qué gran excusa si se toman su tiempo para servirte. Sólo un imbécil se atrevería a quedarse después de esa advertencia que te encuentras en la puerta, encima del cartel que anuncia la lista de bocadillos que hacen (no pasará a la historia el de atún, ni siquiera a la personal) y en los sobres de azúcar.
2-Pueblos que se anuncian en los desvíos, como La Crujía. Si lees ese nombre y no empiezas a imaginar es que algunas ramas de tu cerebro están ya secas.
3-Canciones que parecen emitirse en todas las cadenas, como si la diferencia en el dial no existiese (no existe, ahí está Melendi para mostrarlo). Es increíble la gran cantidad de temas que se han compuesto dentro del género del apareamiento. No me extraña que la población no deje de crecer y de crecer. Si las letras hablaran del FMI las cosas estarían más tranquilas y muchas camas dejarían de hacer sonar los muelles.
4-Camiones que adelantas y luego vuelves a pasar. Extraño fenómeno que está ahí y que desafía todas las leyes de la física pero estimula las de la literatura. Esta lista podría tener apartados : mercancía que se transporta y eslogan de las empresas que casi todos llevan escrito a un lado.
5-Mensajes de la DGT. Sobre los puntos, por ejemplo, que puedes perder si lanzas una colilla. Sería objeto de un estudio descubrir si esos mensajes van cambiando conforme se cruzan provincias. Tirar una colilla te cuesta cuatro puntos, que no deben ser muchos porque veo un pequeño incendio entre las plantas de los dos carriles que sólo puede haber sido provocado por una colilla.
6-Circunstancias extrañas : en el kilometro 21 de la PK24 vemos cientos de cigüeñas, sólo en ese punto. Antes no había ninguna y unos metros después parece que hubiera sido una alucinación. El extraño caso de las cigüeñas que desaparecen
7-Nombres de hoteles de carretera. O los dibujos de neón que los acompañan. Glamour. Un sombrero de copa y un guante.
8-Gasolineras abandonadas. Para hacerse una idea de cómo serán las cosas cuando la gente, por fin, sepa lo que es el peak oil.
9-Combinaciones de chucherías que uno sólo hace cuando viaja en coche con dos niños detrás.
10-Conversaciones interesantes entre padres e hijos : A pesar de las Nintendo o de las pantallas de DVD, se producen. Descubrimos que para Daniel los euros sólo sirven para designar a las monedas. Si se trata de billetes, hay que hablar de dólares.
Pero a lo que vamos, a esa cafetería de Los Cansinos y a su cuarto de baño, donde voy con Daniel. Un urinario funciona y el otro está cubierto y tiene encima con un papel escrito a mano.
-Ese está reservado – me dice Javier después de leer la mitad de las palabras escritas y de imaginarse el resto.
La cosa pasa de averiado a reservado, que es algo inexacto pero que provoca una conexión estimulante. En el mundo de los niños de seis años es normal que los adultos vayan por ahí reservando el urinario. Eso explica que nos vean así.
Me siento en la obligación de corregirle y de contarle lo que pone ahí. Es algo que, como padre, hago con desgana, porque creo que también debo proteger ese mundo. Soy a la vez el ecologista que defiende un bosque y la empresa que pretende llevarse todos los árboles por delante para construir una carretera.
Pero así son las cosas. Sin carretera no podemos seguir el viaje.
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