Cambio de guardia: La lluvia eleva los
objetos a la altura exacta de su reflejo. Un truco sencillo y efectivo que
convierte el patio del colegio (canastas, porterías y las dos fachadas del
edificio principal) en un gran escenario sin mago, expuesto a quien quiera verlo.
En este ambiente de ligereza, el
peso de las palabras cotidianas que acuden a este momento resulta más evidente.
Ojalá también fuera posible pensarlo sin servirse de ellas. Verlas flotar unos
metros por encima (minutos, extraescolares, paraguas…) y esperar una rendija,
una sorpresa, un sabor por estrenar con otras nuevas.
En unos minutos, terminan las
extraescolares. Debería haber traído dos paraguas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario