Sumideros blancos : Si Varane termina
convirtiéndose en un gran futbolista, éste será el partido en el que se dirá
que comenzó su historia. Yo podré decir : estuve ahí. También podré decir :
cómo me aburrí.
Al llegar a casa, María me resume
los comentarios de los expertos. Un gran partido, dicen. Yo traigo otra
historia, alejada de la épica de los generales, más próxima a la de la infantería
que, cuando termina el partido, vacía el Bernabéu por los sumideros de las
bocas de metro. Si el partido ha sido tan vibrante, ¿por qué regreso con esta
desgana?
Mientras como algo de pie en la
cocina me planteo la posibilidad de que exista una cantidad máxima de partidos
a partir de la cual uno ya empieza a perder el interés, aunque crea que no.
Podría pasar con los libros y con el cine. Ese último gol que celebras de
verdad y a partir del cual los siguientes son ya una mera representación,
perdida la afición por otro sumidero, éste personal.
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