Cómo hipnotizar
a una gallina : Esto también es madurar : descubrir lo poco que tiene que
prepararse la tentación para presentarse ante ti, como si se limitara a hacer
la ronda y colocara una equis junto a tu nombre, igual que en esos controles de
desinsectación que se muestran en los cuartos de baño. Qué previsible soy. ¿Y
para qué más, si sólo hay que verme ahí antes de irme a la cama, mirando al
trozo de tarta sin decidirme, como una gallina a la que hubieran dibujado un
círculo blanco, de nata, alrededor? Pasa el tiempo y los pros y los contras pesan
exactamente igual. Comérmela a mordiscos, como un depredador ante una presa. Luego,
la traducción a minutos en la cinta de correr de ese festín. El mordisco que me
deja la boca cubierta de chocolate. El sudor que tiene que empieza a caer por
la frete. El puro placer. La culpa perfecta. Va a amanecer.
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